La actividad sísmica en el volcán Tupungatito, ubicado en la cordillera de los Andes, en la frontera entre Chile y Mendoza, volvió a captar la atención de los geólogos y autoridades de la región cuyana y también de los expertos en chilenos.
Con más de 20 sismos menores registrados en los últimos días, el monitoreo del volcán se intensificó debido a los riesgos que podrían derivarse de estos eventos. Aunque la situación aún no se considera alarmante, el aumento de la actividad sísmica generó preocupación sobre una posible erupción, que podría afectar tanto a Chile como a Argentina.
El volcán Tupungatito es parte de la cadena volcánica en la cordillera de los Andes, en la frontera de Mendoza y Chile, y está ubicado en la comuna chilena de San José de Maipo, a 8 km al sudoeste del volcán Tupungato y a unos 75 km de Santiago.
Este volcán experimentó una creciente actividad sísmica que, según el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) de Chile, está relacionada con el fracturamiento de rocas en las zonas cercanas.
Este volcán de 5.682 m de altura, presenta una intensa y permanente actividad fumarólica en la actualidad y alberga tres lagos cratéricos en su cima que muestran un intenso burbujeo de gas.
A pesar de esta actividad, tanto Sernageomin como el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) emitieron un “alerta verde”, lo que indica que el volcán está en un estado de reposo o con actividad superficial leve. Esto se traduce en un monitoreo constante sin una amenaza inmediata, aunque con la precaución de que la situación podría evolucionar en el futuro cercano.
“El volcán Tupungatito está incluido en la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Sernageomin, por lo que cuenta con estaciones sismológicas. Los diferentes tipos de sismos son un indicador de actividad volcánica y eso permite que esté constantemente monitoreado, explicó el volcanólogo del Instituto Milenio Ckelar Volcanes y académico de Geofísica de la U. de Chile, Daniel Díaz, en el diario chileno La Tercera.
Y agregó que si bien los sismos son esperables en la dinámica un volcán activo, hay que estar atento a lo que pueda pasar en las próximos días y meses, porque pertenece a una cadena volcánica (Los Andes del Sur) que es muy activa y que presenta periódicamente erupciones muy grandes.
El aumento de sismos no significa necesariamente que se esté preparando una erupción. Según el geólogo Eduardo Morgado, experto en geología de la Universidad Mayor de Chile, los temblores no se originaron directamente bajo el volcán, lo que hace difícil establecer una relación directa entre estos sismos y la actividad volcánica. “Es importante ser muy cautos al respecto, ya que los sismos aún no fueron completamente vinculados al volcán”, explicó Morgado.
Sin embargo, en caso de que el volcán entre en erupción, el experto cree que sería una erupción pequeña, mucho menor a la de eventos significativos como la erupción del volcán Chaitén en 2008.
Aunque el volcán Tupungatito tuvo varias erupciones menores en el pasado, las más recientes ocurrieron entre 1959 y 1986. Desde entonces, la actividad fue moderada. De hecho, el volcán es parte de un sistema geológico más amplio que presenta periódicamente erupciones, pero las últimas grandes erupciones ocurrieron hace varias décadas. Las autoridades enfatizaron que no se espera una erupción inminente, pero la vigilancia continua es esencial debido a la impredecibilidad de la actividad volcánica.
Una posible erupción de Tupungatito traería consigo varios peligros, entre ellos flujos de lava, eyección de fragmentos volcánicos (piroclastos) y la generación de lahares, que son flujos de lodo volcánico que podrían tener un impacto en las comunidades cercanas, como San José de Maipo, una comuna ubicada a pocos kilómetros del volcán. Además, los expertos también alertan sobre el riesgo de la liberación de cenizas volcánicas, que podrían afectar áreas cercanas, dependiendo de la dirección del viento.
Una posible erupción de Tupungatito traería consigo varios peligros, entre ellos flujos de lava, eyección de fragmentos volcánicos (piroclastos) y la generación de lahares, que son flujos de lodo volcánico que podrían tener un impacto en las comunidades cercanas, como San José de Maipo, una comuna ubicada a pocos kilómetros del volcán. Además, los expertos también alertan sobre el riesgo de la liberación de cenizas volcánicas, que podrían afectar áreas cercanas, dependiendo de la dirección del viento.
En este sentido, el periodista de Meganoticias, Daniel Silva, destacó que las cenizas podrían afectar principalmente a Santiago, la capital de Chile, si el viento sopla en la dirección noroeste, como es habitual en la región. Este fenómeno podría impactar gravemente la salud respiratoria de los habitantes, especialmente durante el invierno, cuando los niveles de material particulado tienden a ser más altos. En caso de que las cenizas lleguen a Argentina, también podrían tener efectos similares en las ciudades cercanas al volcán.
A pesar de los posibles riesgos, la situación actual no es alarmante, según los científicos. En su análisis, Daniel Díaz, volcanólogo del Instituto Milenio Ckelar Volcanes y académico de Geofísica de la Universidad de Chile, explicó que la actividad sísmica observada en Tupungatito es parte de los fenómenos comunes asociados a volcanes activos, como lo demuestra la historia geológica del volcán.
“El volcán Tupungatito está incluido en la Red Nacional de Vigilancia Volcánica de Sernageomin, por lo que cuenta con estaciones sismológicas. Los diferentes tipos de sismos son un indicador de actividad volcánica y eso permite que esté constantemente monitoreado”, indicó Díaz.
En cuanto al historial geológico de Tupungatito, se sabe que su última erupción significativa ocurrió entre 1951 y 1961, y en 1986 hubo actividad asociada a cenizas que oscurecieron el glaciar cercano. En términos geológicos, el volcán se considera relativamente joven, con su actividad registrada desde hace unos 80.000 a 100.000 años, y los expertos monitorean de cerca su evolución debido a su ubicación en una de las zonas volcánicas más activas del mundo, la cadena de los Andes del Sur.
“La última erupción importante se registró entre 1951 y 1961, con una colada de lava de unos cuántos kilómetros desde el volcán y cenizas (tefra) que se dispersaron principalmente a Argentina. En 1986, en tanto, tuvo una actividad asociadas a cenizas que oscurecieron el glaciar cercano”, describió Daniel Díaz.
Un aspecto clave de la actividad sísmica reciente es que los movimientos sísmicos observados están relacionados con el fracturamiento de rocas por la acumulación de tensiones, lo cual es común en volcanes activos como el Tupungatito.
Estas tensiones pueden ser provocadas por el movimiento del magma, cambios en la presión interna del sistema volcánico o la interacción con fallas tectónicas preexistentes en la región. Estos eventos sísmicos no solo proporcionan información importante sobre la actividad interna del volcán, sino que también ayudan a los científicos a anticipar cualquier cambio significativo en el comportamiento del volcán.
En el caso de una eventual erupción, los peligros no se limitarían únicamente a la liberación de cenizas. También se alertó sobre el riesgo de flujos de lava, los cuales, aunque de menor alcance, podrían llegar a afectar zonas cercanas al volcán. Los lahares, que son mezclas de agua, cenizas y escombros volcánicos, podrían presentar una amenaza considerable, especialmente si la erupción ocurre bajo el glaciar, lo que podría generar una rápida acumulación de agua y desechos en las laderas del volcán.
Aunque la actividad sísmica no indica una erupción inmediata, la situación subraya la necesidad de una vigilancia constante y de preparativos para enfrentar cualquier eventualidad. Las autoridades chilenas implementaron medidas preventivas, incluyendo el monitoreo constante del volcán, la coordinación con los sistemas de emergencia regionales y la emisión de alertas tempranas para la población. Sin embargo, como Eduardo Morgado señaló, no hay motivo para alarmarse, ya que el aumento de la actividad sísmica no está necesariamente vinculado a un inminente evento eruptivo.
Las autoridades y los expertos en volcanología siguen evaluando la situación, y aunque la posibilidad de una erupción a corto plazo es baja, el monitoreo constante de los sismos y otros indicadores geológicos es fundamental para garantizar la seguridad de las personas que viven cerca del volcán.
Al mismo tiempo, el riesgo de una mayor actividad volcánica en los próximos años sigue siendo una preocupación para la región, que, debido a su proximidad a la frontera, podría experimentar efectos tanto en Chile como en Argentina.
En conclusión, el volcán Tupungatito sigue siendo un foco de atención debido a su ubicación estratégica y a su actividad sísmica reciente. Aunque los sismos no indican una erupción inminente, los riesgos asociados con el volcán siguen siendo relevantes, y las autoridades continúan con su vigilancia constante.
Con el tiempo, los estudios y la tecnología avanzada permitirán mejorar nuestra comprensión de este fenómeno natural y prepararnos mejor para posibles futuros eventos eruptivos.