Exactamente a las 14, Alejandro Vandenbroele, considerado testaferro de Amado Boudou, ingresó en la Fiscalía federal N° 1 a cargo de Jorge Di Lello.

 

Según se supo, el abogado pidió ingresar al Programa de Protección de Testigos e Imputados del Ministerio de Justicia de la Nación. Y el juez federal Ariel Lijo le hizo lugar. Desde hace unos minutos Vandenbroele es oficialmente un arrepentido.

 

En esa fiscalía están radicadas las causas en las que Vandenbroele está imputado: el caso Ciccone, la asociación ilícita por la que fueron detenidos Boudou y José María Núñez Carmona hace unos días, y el negocio entre la empresa The Old Fund y la provincia de Formosa. El juez a cargo de esos expedientes es Lijo quien el 3 de noviembre pasado ordenó la detención de Boudou y Núñez Carmona.

 

Según se pudo confirmar, la visita de Vandenbroele a Di Lello -fuera del horario de Tribunales- tuvo como objetivo iniciar una negociación para declarar como arrepentido.

 

Hace unos meses había trascendido que Vandenbroele se había contactado con funcionarios del gobierno nacional para llegar a un acuerdo y aportar información en los expedientes.

 

Aquella situación quedó en el olvido porque -aseguran en Tribunales- Vandenbroele recibió amenazas. Diez días después de la detención de Boudou y Núñez Carmona, Vandenbroele se presentó ente el fiscal Di Lello.

 

De camisa rosada, Vandenbroele llegó acompañado por tres personas de traje que lo condujeron desde el ascensor hasta la fiscalía de Di Lello.

 

En la puerta, Vandenbroele se encontró con Carlos Rívolo quien en 2012 fue el primer fiscal del Caso Ciccone y fue apartado del expediente luego de que Boudou, vicepresidente en ejercicio, hiciera un soliloquio en el Senado criticando la actuación judicial.

 

Infobae