La apropiación de bebés nacidos en cautiverio en centros clandestinos de detención ilegal como si se trataran de un botín de guerra de la última dictadura cívico militar motivó que un grupo de madres y abuelas se organizaran hace 45 años para buscar a sus nietos, en medio de una sociedad paralizada por el terrorismo de Estado.

La brutal maquinaria represiva ilegal desatada tras el golpe de Estado de marzo de 1976, motivó que familiares y amigos de las víctimas comenzaran a organizarse para preguntar dónde estaban los miles de detenidos desaparecidos que habían sido secuestrados en operativos clandestinos ejecutados por efectivos de las fuerzas armadas y de seguridad. En ese país, surgió el 30 de abril de 1977 un grupo denominado como Madres de Plaza de Mayo. Eran mujeres que comenzaron a concentrarse en la histórica Plaza, y a girar en torno a la Pirámide de Mayo para inquirir al régimen castrense por la suerte de sus hijos que habían sido arrancados de sus hogares y lugares de trabajo, sospechados por sus militancias políticas y sindicales.

Con el tiempo comenzaron a cubrir sus cabezas con pañuelos blancos anudados en sus cuellos. El primer antecedente de la existencia de lo que más tarde serían las Abuelas de Plaza de Mayo se produjo el 15 de mayo de 1977, cuando María Eugenia Casinelli, junto con un grupo de abuelas presentaban ante la justicia de Morón un habeas corpus para denunciar la existencia de niños desaparecidos y reclamar que se suspendieran todas las adopciones.

A los pocos meses, los caminos de dos mujeres que buscaban a sus desaparecidos se cruzaron en plena búsqueda. Se trataba de Alicia Licha Zubasnabar y María Isabel ‘Chicha’ Chorobik de Mariani.

Licha empezó a ir a las rondas de Madres mientras buscaba a un hijo, una hija embarazada y dos parientes políticos. Chicha trataba de juntarse con Madres con nietos chicos que hubieran desaparecido en operativos de las fuerzas represivas.

Una funcionaria de minoridad de los tribunales de La Plata le dio a Chicha la dirección de Alicia; las mujeres se conocieron y juntas se sumaron a las acciones de Madres de Plaza de Mayo.

Conocieron a otras abuelas y en octubre de 1977 participaron junto a otras Madres de la entrega de una carta al secretario de Estado de EEUU, Cyrus Vance, de visita en Buenos Aires.

Estuvieron presentes en esa actividad las primeras doce fundadoras de Abuelas: Mirta Acuña de Baraválle, Beatriz Aicardi de Neuhaus, Casinelli, Eva Márquez de Castillo Barrios, Chicha Mariani, Delia Giovanola de Califano, Clara Jurado, Leontina Puebla de Pérez, Raquel Radio de Marizcurrena, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, Haydeé Vallino de Lemos y Licha.

Eran un subgrupo de Madres de Plaza de Mayo que inicialmente se denominaron como Abuelas Argentinas con Nietitos desaparecidos. Se reunían en confiterías y en parques y eran en su mayoría amas de casa que no tenían experiencia de haber participado en actividades políticas. Así y todo comenzaron a recorrer juzgados y orfanatos, mientras los magistrados y los políticos les cerraban las puertas.

A fines de 1977, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aceptó un reclamo de Abuelas y el Buenos Aires Herald publicó una carta dando a conocer la situación de los niños desaparecidos.

El día del niño de 1978, poco después del Mundial, el diario La Prensa publicó la primera solicitada de Abuelas, que por entonces comenzaron a establecer contactos a nivel internacional, con organizaciones, personalidades de la cultura y dirigentes políticos que se solidarizaban ante estas violaciones a los derechos humanos.

Chicha y Estela de Carlotto, que se sumó a Abuelas en 1978, fueron fundamentales en esta tarea. En base a la información recopilada por organismos de derechos humanos vinculados con la iglesia brasileña, Abuelas logró en marzo de 1980 recuperar a las primeras dos nietas: Tatiana Ruarte Britos y su hermana Laura Jotar Britos.

Más tarde lograron localizar a Paula Logares, que recuperaría su identidad tras el retorno de la democracia. Entre 1980 y 1983 lograron ubicar a cinco niños desaparecidos.

Los contactos internacionales les permitieron comunicarse con la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia, y confirmaron que con datos genéticos podían conocerse las identidades.

En 1987 recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas María Leonor Abinet, la primera nieta nacida en cautiverio, y meses más tarde consiguieron anular la adopción de Ximena Vicario.

Las leyes de impunidad sancionadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín y los indultos presidenciales de Carlos Menem no desanimaron a Abuelas, agrupación fundada el 22 de octubre de 1977.

En 1997, la asociación inició una causa penal para que se investigara la desaparición de personas. En agosto de 2014, Estela logró reencontrase con su nieto Ignacio Montoya Carlotto, hijo de Laura Estela Carlotto, que tenía dos meses de embarazo cuando fue secuestrada.

El ministro de Ambiente, Juan Cabandié; el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti; la titular del Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi), Victoria Donda; son nietos recuperados en funciones en el Gobierno nacional, al igual que la legisladora porteña, Victoria Montenegro.

 

CAMPAÑA
En vísperas de cumplir 45 años, Abuelas lanzaron #TeBuscoDesde, una campaña desde la que invitan a compartir en redes sociales fotos, audios, videos y dibujos relacionados a la búsqueda de los nietos apropiados durante la última dictadura.

 

  • Un gran festival en Tecnópolis

Con un gran festival, Abuelas de Plaza de Mayo celebra hoy en el predio de Tecnópolis el Día Nacional por el Derecho a la Identidad y sus primeros 45 años de existencia. ‘Abuelas 45 años, la búsqueda continúa’ es el nombre del festival que incluirá espectáculos, con las participación destacada de La Bersuit, Sara Hebe y Bhavi.

‘Tecnópolis invita a celebrar a las Abuelas de Plaza de Mayo para seguir amplificando la búsqueda’, indicó a través de un comunicado el organismo. El primer espectáculo de la jornada será a las 15 en el escenario Juana Azurduy con la presentación de El Gran Baile de Zamba y Nina, y seguirá luego con los Canticuénticos, a las 16. Más tarde, a las 18, será el turno de Bersuit Vergarabat que brindará su show hasta que llegue al escenario la cantautora y rapera Sara Hebe. Más tarde, el cantante de trap Bhavi dará el último espectáculo de la jornada a las 21. La conducción de los festejos estará a cargo de los periodistas Natu Maderna y Juan Amorín en el predio de Tecnópolis, en Buenos Aires.

 

 

  • Matías: el último restituido se tomó la noticia con calma

 

Sanador’. ‘Tengo una intensidad de búsqueda de respuestas muy grande. Enterarme de algo tan profundo fue sanador’, dijo Matías.

 

‘Me gusta Matías’, dijo en la sede de Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo cuando le dijeron cuál era el nombre que le habían elegido sus padres biológicos. Después preguntó si se podía prender un cigarrillo. A partir de ese día de 2016, volvía a ser Javier Matías Darroux Mijalchuk. Le acababan de decir que era hijo de desaparecidos.

Y él se tomó la noticia con calma porque lo intuía. No tuvo dudas siquiera cuando se hizo el primer análisis en 2006 y le dio negativo. ‘La voz del corazón nos grita verdades que los mandatos sociales reprimen’, dijo en una entrevista con Télam este hombre de 45 años que siempre supo que era adoptado y se llevaba mal con su familia de crianza al punto de que a los 15 años se fue de su casa en Caballito para rebuscarse de la vida en la calle.

Su abuelo de crianza , el que hizo los trámites de la adopción, el que podría tener las piezas que Matías necesita para completar el rompecabezas que le permitiría saber quiénes eran sus padres, ya murió. Y las discusiones políticas con él, que siempre se sintió más ‘de izquierda’ en relación con su abuelo al que definió como ‘muy conservador’, siempre terminaban igual.

Él le decía ‘son los genes, querido’. Y nada más. Hay cosas que Matías sabe y muchas otras que ignora. Entre las más importantes, qué fue de su hermano o hermana porque cuando su mamá biológica desapareció estaba embarazada de dos meses.

Tampoco pudo vincular a sus padres con ninguna agrupación política y, como pasa con muchos hijos de desaparecidos en Argentina, no apareció aún nadie que los haya visto en un centro clandestino de detención. Lo que sí sabe Matías: es hijo de Elena Mijalchuk y de Juan Manuel Darroux, ambos desaparecidos. Y fue su tío Roberto, hermano de Elena, el que se acercó a la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo para denunciar esas desapariciones y buscar a sus sobrinos.

A uno ya lo encontró. Sabe (nunca le ocultaron que era adoptado) que lo encontraron en la calle cuando tenía cuatro meses y que nació en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires.

 

“Siempre jóvenes”
La ‘contención’ es esencial en el primer encuentro de los que se acercan a Abuelas con la sospecha de no ser quienes expresa su documento, según expertos. Se los sigue llamando ‘jóvenes’ porque para Abuelas ‘siempre serán jóvenes’.