En una jugada que los bloques vinculados al peronismo armaron sigilosamente y que tuvo como principales protagonistas a justicialistas, massistas y kirchneristas, la oposición de la Cámara de Diputados logró ayer quitarle al Gobierno el control que ostentaba en el Consejo de la Magistratura.
En lo concreto, la oposición logró arrebatarle un lugar -de los dos que estaban en juego- a Cambiemos, con lo cual el oficialismo no podrá tener los dos tercios del organismo tripartito judicial encargado de seleccionar, sancionar y remover a los jueces.
Ahora la oposición tendrá cuatro de los seis de los representantes parlamentarios en el Consejo de la Magistratura y el oficialismo puede alcanzar entre propios y aliados 7 de los 13 miembros, con lo cual mantendrá la mayoría pero sin los dos tercios claves para la designación y remoción de jueces.
El conglomerado opositor conformado por el peronismo y aliados reunió 129 firmas contra 121 que juntó Cambiemos, con lo cual el oficialismo sólo mantendrá a Pablo Tonelli y deberá resignar el lugar guardado para el radical Mario Negri.
Esta inédita acción coordinada por todos los bloques representantes del peronismo en la Cámara Baja le permitirá al Frente Renovador de Sergio Massa ingresar por primera vez al Consejo de la Magistratura.
Será a través de su figura de mayor peso específico: Graciela Camaño. También hará su reaparición en este órgano judicial, Eduardo "Wado" De Pedro, el diputado de La Cámpora y de alto perfil de cara al armado electoral que catapultará la candidatura presidencial de Cristina Kirchner en 2019. De Pedro asumirá en reemplazo del actual consejero Rodolfo Tailhade.
En cuanto a los suplentes, la oposición propone a la kirchnerista Vanesa Siley y al cordobés Martín Llaryora, mientras que el oficialismo postula al dirigente de la Coalición Cívica Juan Manuel López.
La maniobra que urdió la oposición para arrebatarle un consejero a Mauricio Macri no hubiese sido posible sin el aporte clave de los legisladores cordobeses que responden al gobernador Juan Schiaretti.
Sobre la hora, Macri se puso al frente de las gestiones para conseguir el respaldo, pero terminó con una derrota rotunda.
Es que el mandatario cordobés no solamente no oyó las súplicas del Presidente para que ordene a sus diputados que firmen a favor de los representantes de Cambiemos, sino que además se sumó a la jugada del FPV y el Frente Renovador, y a último momento coló a un suplente a los representantes de la mayoría.
La suplencia para el cordobés Llaryola no es un cargo menor: si Camaño no reelige como diputada en 2019, el cordobés la reemplazará y sólo podrán correrlo con otro acuerdo político entre los bloques opositores.
A esta ofensiva opositora se suma la movida del justicialismo en el Senado que logró quedarse con dos lugares en ese organismo que ocuparán Miguel Ángel Pichetto y Ada Itúrrez de Cappellini, que reemplazan a Mario Pais y Rodolfo Urtubey.
Ahora sólo falta que el presidente de la Cámara Emilio Monzó firme la resolución que debe enviar al Consejo de la Magistratura, con los nuevos representantes que tendrá este cuerpo.
La ley del Consejo de la Magistratura establece que los presidentes de las cámaras de Diputados y del Senado deben designar dos miembros por la mayoría y uno por la primera minoría, pero en el 2015 Cambiemos le sacó la silla al kirchnerismo -que tenía el bloque más numeroso- y convirtió en consejero al macrista Pablo Tonelli.
Ahora la oposición utilizó el mismo método que efectuó en su momento Cambiemos, de juntar firmas de diferentes bloques para armar una mayoría que le permite marcarle la chanca judicial al Gobierno.
Clave para la pelea política que se viene
La cómoda mayoría que el Gobierno había logrado en el Consejo de la Magistratura fue clave en la ascendencia que ganó sobre la justicia federal. No es posible exagerar la importancia de la pelea en un momento en el que las definiciones críticas para el proceso político del año que viene pasan en buena medida por el fuero federal, en el que se acumulan causas contra Cristina y el kirchnerismo, pero también contra Macri y sus funcionarios.
Además de las firmas propias (PRO, UCR y la CC) Cambiemos había logrado sumar al bloque de Martín Lousteau, los puntanos de Adolfo Rodríguez Saá, los misioneros del gobernador Passalacqua, los monobloques de Alma Sapag, el salteño Olmedo, la tucumana Ávila y el catamarqueño Brizuela.