El sable corvo original de San Martín, que por un decreto del exdictador Onganía se encuentra en el Regimiento de Granaderos desde 1967, volverá a ser exhibido en el Museo Histórico Nacional, y en el marco de esa reparación histórica el artesano Juan Carlos Pallarols trabaja en un calco del arma que fue legado de las luchas por la independencia.
‘Calco y no réplica, porque será milímetro a milímetro fiel reproducción del original, con las mismas huellas y marcas que acumuló en el fragor de las batallas el sable corvo de San Martín. Para mí, un orgullo estar al frente de este trabajo‘, dijo a Télam Juan Carlos Pallarols.
El renombrado artesano, que es responsable de los bastones presidenciales desde el retorno de la democracia y de obras en metales preciosos para papas, reyes y princesas, contó ‘como fueron los días en que el sable estuvo en el taller para que él lo pudiera calcar‘.
Cuando llegó el sable original a su taller en un vehículo de Gendarmería sintió al tocarlo ‘la carga emotiva de la pieza‘, a pesar que para tomarlo tuvo que enfundar sus manos en los guantes blancos que le proporcionó la custodia.
El sable de origen árabe que San Martín compró en un anticuario de Londres antes de iniciar su campaña militar en América fue custodiado por granaderos día y noche durante las tres jornadas que estuvo a su disposición en su taller.
‘El celo con que fue cuidado es increíble. Lo llevaban y lo traían cada día pero una noche que no pude desmontar la pieza, un granadero debió quedarse en mi taller‘, contó el orfebre premiado mundialmente. Al ser tan liviana, el arma -que de punta a punta tiene 99 centímetros- ‘era muy apropiada para los combates cuerpo a cuerpo y por su curvatura, la hoja era agresiva en toda su extensión‘, dijo el maestro que trabaja a destajo con un equipo de ocho artesanos en su taller de San Telmo, para que la pieza esté lista el 23 de mayo próximo.
‘Dicen que por ese motivo la compró San Martín. Imagino que él ya podía ver lo que iba a suceder. Estaba decidido a luchar y su elección del sable corvo fue un signo de esa decisión‘, señaló el hombre con 64 años de trayectoria.
El sable tiene una hoja de acero ‘bien corva o curva, tanto que la bocavaina tiene abierta no sólo la punta sino 15 cm de costado para que la hoja pueda salir‘, aclaró Pallarols al mostrar el sable -foto- que prepara para la fecha en que participará de las celebraciones patrias.
La vaina de madera de cedro está enfundada con un cuero especialmente texturado; y la puntera y la bocavaina son de cobre forjadas y cinceladas a mano y bañadas en oro, precisó el artesano.
‘Cuando San Martín se retira, se lo deja a una familia criolla y después ya en Inglaterra pide que se lo envíen; antes de morir lo entregará como legado a Juan Manuel de Rosas‘, relató Pallarols, quien se asume como ‘un sanmartiniano apasionado‘ y advierte que su descripción de los hechos ‘no es la que puede dar un riguroso historiador‘.
Sin embargo, como artesano dice conocer ‘todas las palabras posibles del diccionario de su oficio‘ y por eso se anima a decir que ‘comprende la naturaleza de los materiales y el vínculo de los objetos con el uso y el lugar en que los puso la historia‘.
‘El oro no se oxida, no consigue esa pátina que da el tiempo a la plata, que por eso es más noble y popular. Argentina tiene una profunda relación con ella, lo que se refleja en su mismo nombre‘, acotó.
El próximo sábado 23 de mayo, durante un desfile patrio, el sable del General Don José de San Martín será trasladado al Museo Histórico Nacional, donde permanecerá en una sala especial diseñada para su exhibición, cuya custodia quedará a cargo del Regimiento de Granaderos.

