El Licenciado en Química tandilense Miguel Ponce, que es investigador del Conicet y tiene actualmente su área de desempeño y desarrollo en la ciudad de Mar del Plata, inventó un sistema para evitar que se sigan produciendo muertes por la inhalación de monóxido de carbono, que en el país, según los relevamientos realizados, son alrededor de 250 por año. Recientemente por un hecho de estas características fallecieron la esposa y uno de los hijos del senador radical Luis Naidenoff, hecho que conmocionó a todos.

 

Ponce, al ser consultado, indicó que “hay que tener en cuenta lo que es la prevención y respecto a esto, veo que hay mucho desconocimiento en la población de lo que es el monóxido de carbono o el gas de línea. El monóxido se produce por una mala combustión de los ambientes con baja cantidad de oxígeno y sobre todo con artefactos que están mal instalados o en situación en donde la gente no le hace el mantenimiento respectivo anual”.

 

Además, explicó que “hay situaciones en las que te dice que puede haber monóxido de carbono. Hay que tener en cuenta revisar las instalaciones de gas periódicamente, no usar los artefactos que no fueron diseñados para calefaccionarse como por ejemplo un horno. Tener especial atención con sistemas como el calefón que está instalado en un lugar que no se debe como puede ser un baño. También lo que indica que hay monóxido de carbono es el color de la llama, que si es distinta al azul, que puede ser roja o media amarilla hay monóxido, pero no implica que teniendo una llama color azul no pueda llegar a tener algo de monóxido. Pero sobre todo hay que respetar las normativas de Enargas y hacer revisar los artefactos”.

 

Ponce habló del desarrollo que viene realizando desde 2003, otorgándose en el año 2016 la patente ya que no hubo impugnaciones. “Lo inventado es una llave de corte por presencia de monóxido de carbono que actúa como una llave disyuntora. Lo más importante es que detectar la presencia de monóxido de carbono se logra con una alarma, que se puede adquirir en cualquier casa de electrónica, aunque son costosas”, dijo.

 

Aseveró que “lo que se hizo fue un diseño que permite que cuando hay emanación de monóxido de carbono por una mala combustión hay dos tipos de sensores. Uno que es de metano y otro de monóxido de carbono. En el instante que se produce una mala combustión actúa el sensor de monóxido y corta el ingreso de gas. Lo mismo acontecería si ocurre una pérdida de gas metano”.

 

Ponce detalló que “trabajamos en lo que es el comportamiento eléctrico de sensores de gases que es algo de ciencia básica. Hace quince años atrás, en la mitad de mi tesis doctoral, veía la cantidad de muertes o accidentes por monóxido de carbono cuya cifra sigue estando casi igual, con alrededor de 250 casos por año. En esa época pensamos en algún arreglo especial en función de lo que teníamos en ciencia básica, para poder aplicarlo orientado en resolver una problemática social como son las muertes por monóxido de carbono”.

 

El ingeniero dijo que “venimos trabajando en el proyecto desde el año 2003, tuvo su avance y hubo un grado de miniaturización del sistema en función de los años”.

 

Sobre el sistema que presentó, sostuvo que “la parte tecnológica ya está resuelta, incluso se puede tener desde el celular así como puede manejarse la alarma de una casa. Ahora lo que estamos haciendo, desde el año pasado, es presentar algunas peticiones en Enargas y aguardamos la resolución que va a encontrar para la aplicación de este desarrollo o algún derivado en función de que las comisiones asesoras de Enargas trabajen el tema y asignen una resolución correspondiente”.

 

Prevención y recomendaciones

 

El monóxido de carbono es un gas venenoso que no tiene color, olor ni sabor y por eso es muy difícil de percibir. Se origina por la combustión incompleta de gas natural, gas licuado, kerosene, carbón, leña, nafta (en motores de combustión), madera, papel y aceite, entre otros.

 

Su inhalación provoca daños en el sistema nervioso central, asfixia y consecuencias irreversibles, incluso la muerte en caso de concentraciones muy altas.

 

Los síntomas de intoxicación pueden presentarse en distintas combinaciones como: confusión, mareos, dolor de cabeza, zumbido de oídos, náuseas, vómitos, palpitaciones, parálisis, convulsiones y coma.

 

En cuanto a las recomendaciones, no hay que dejar braseros, estufas ni otros artefactos para calefaccionar encendidos durante la noche. En cada lugar se debe asegurar una buena ventilación de los ambientes, porque la llama consume oxígeno y para que salga el monóxido de carbono.

 

Hay que controlar que la llama de los mecheros sea de color azul ya que si es amarilla produce monóxido de carbono. En caso que la llama del mechero sea amarilla, hay que apagar el artefacto inmediatamente y hacerlo reparar.

 

En cuanto a las reparaciones de los artefactos deben ser realizadas por un gasista matriculado. Otro de los puntos a tener en cuenta es que no se instalen calefactores catalíticos en dormitorios.

 

También, dentro de las recomendaciones que se formulan, hay que controlar que el conducto de evacuación al exterior de gases no esté obstruido, abollado o desconectado.

 

Fuente: El Eco