Un niño catamarqueño pasó casi un mes con un alfiler de gancho incrustado en su garganta porque los distintos médicos que lo atendieron en la localidad catamarqueña de Rincón no lo habían detectado.
“El 3 de marzo estaba en el coche y se ahogó. Nosotros creímos que se había ahogado con pan. Lo llevamos a (el hospital de) Saujil y la médica le dio un antiinflamatorio, porque decía que era irritación porque se había ahogado”, recordó la madre. Luego, “seguía llorando, lo llevamos a la Capital a un pediatra. Ahí le dieron antibióticos, después un tratamiento con corticoides, nebulizaciones. Pero seguía mal”. Finalmente, una nueva consulta en el hospital de Saujil hizo que un médico llamara por teléfono a un otorrinolaringólogo amigo a quien se le ocurrió que podía tener un cuerpo extraño en la garganta. Así, la familia viajó de urgencia a la ciudad de Catamarca y en una clínica le colocaron una sonda con cámara que localizó el objeto metálico, tras lo cual fue derivado y operado en Córdoba.
