Durante la mañana de ayer casi hubo que lamentar una nueva tragedia en alta montaña. Un micro de la empresa Cata perdió dos ruedas cuando volvía de Chile, a la altura del cementerio de Uspallata, y no volcó de milagro.
 

 

Pablo iba a bordo del colectivo y relató a MDZ la odisea que le tocó vivir junto al resto de los pasajeros: "Partimos de Santiago a las 7 de la mañana. Cuando llegamos a la aduana, en Punta de Vacas, comenzó a escucharse un ruido raro en las ruedas y se movía algo abajo. Los choferes se detuvieron, ajustaron las ruedas con una llave cruz y continuamos el viaje".
 

"El ruido se seguía escuchando, algunos pasajeros preguntaron y les dijeron que era el tren delantero. Cuando llegamos a Uspallata, en la zona frente al cementario, se escuchó un ruido muy fuerte y una nena empezó a gritar que se habían salido las ruedas", agregó Pablo.
 

 

"El micro se empezó a tambalear para todos lados y el chofer logró frenarlo con lo justo 50 metros antes de una curva. Si nos pasaba en la curva nos dábamos vuelta. Nos bajamos y se veían las dos ruedas que avanzaron unas 10 cuadras y contra las casas; por suerte no venía ningún auto de frente. Supuestamente habían llamado a otro micro para que nos viniera a buscar pero nunca llegó. Los micros de Cata que pasaban rumbo a Mendoza fueron levantando a los pasajeros de acuerdo a la capacidad que tenían", continuó el relato del mal momento vivido Pablo.
 

 "No nos ofrecieron nada ni nos pidieron disculpas. Llegamos recién a las 20.30 a Mendoza. El micro estaba en condiciones deplorables; por eso me puse a sacarle fotos antes de que ocurriera el incidente. Nos salvamos de milagro", cerró Pablo.