Un 26% de las personas mayores que viven en Argentina sufre ‘pobreza estructural’, entendida como la privación de dos o más necesidades básicas, según un estudio conjunto del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina y la Fundación Navarro Viola. Además, el 19% de las personas adultas mayores no realizan al menos una consulta médica anual y siete de cada diez -cinco millones de argentinos de más de 60 años- no realizan actividad física al menos una vez a la semana.
El documento, denominado ‘Condiciones de vida de las personas mayores (2017-2021) Vulnerabilidades en clave de pandemia por covid-19’, señala que el país atraviesa un período demográfico ‘favorable’ que, sin embargo, ‘se está desperdiciando’ por los efectos de la crisis económica y social iniciada hace cuatro años.
‘De no mediar profundos cambios normativos o de comportamiento, el envejecimiento poblacional generará una presión insostenible sobre el nivel de gasto en los sectores sociales’, sostiene el informe, para subrayar la necesidad de efectuar un ‘abordaje multidimensional’ del envejecimiento poblacional.
Actualmente, los adultos mayores más golpeados por la pobreza estructural son los situados entre los 60 y los 74 años: un 30% de ellos sufre dos o más carencias básicas, cifra que contrasta con el 19% entre aquellos mayores de 75 años. En ese sentido, factores como la insuficiencia de ingresos, el acceso a servicios básicos o la disponibilidad de una vivienda digna aparecen ‘totalmente’ asociados al nivel educativo y socioeconómico de la persona en cuestión, puesto que una mayor educación ‘protege casi como un escudo contra todos estos déficits’, según el informe. Así, un 8% de las personas mayores con título secundario vive en condiciones de pobreza estructural, por el 41% de aquellos que no han terminado el instituto.
Otra de las variables determinantes es la ubicación geográfica: en el cinturón urbano de Buenos Aires hay un 48% de personas mayores con insuficiencia de ingresos, por el 17% en la Ciudad de Buenos Aires.
Los datos también indican que dos de cada diez adultos mayores empeoraron su salud en 2020 respecto al momento anterior a la pandemia, una situación más frecuente en los hogares con mayores vulnerabilidades económicas y sociales.
De la misma forma, el cierre de centros de salud durante la pandemia, muchos de los cuales aún no restablecieron su atención normal, influyó para que el 19% de los adultos mayores no realizaran la consulta médica anual recomendada. No obstante, el relevamiento muestra que la proporción de personas mayores de 60 años que no cumple con la recomendación de realizar al menos una visita al médico cada 12 meses, es inferior que el registrado entre los menores de 60, donde la ausencia del control anual alcanza al 25%.
"Entre el 2017 y el 2019, el valor aproximado de las personas mayores que no asistían a una consulta médica anual eran solo 8%, valor que se incrementó notoriamente en 2020 llegando al 42%; pero ese déficit en consulta se comenzó a achicar en el 2021, cuando se reporta el 28%", dijo Solange Rodríguez Espínola, investigadora de la UCA.
Entre los sub 60, en cambio, el porcentaje de la población que no concurrió al médico ni una vez en todo un año se incrementó del 17 hasta el 37,7% entre 2019 y 2020, pero se mantuvo igual de alto en 2021. Es que dos de cada diez personas mayores empeoraron su salud en 2020.
Varones cuidan menos su salud
La encuesta también revela que el descuido de su propia salud (por no hacer la consulta médica anual) es más frecuente entre los varones -20% contra 18%-, entre las personas de menor nivel educativo – 22% de los que no terminaron el secundario y 14% de los que lo concluyeron – y aquellas de menor nivel socioeconómico -22% de los que pertenecen al estrato socioeconómico ‘muy bajo’ y 13% de los que se encuentran en el medio alto’-.
En cuanto al déficit de actividad física en términos de la OMS, es decir, "cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía" incluyendo instancias de juego, trabajo, desplazamiento, tareas domésticas y actividades recreativas; el 73% de los adultos mayores no hace alguna actividad física al menos una vez a la semana.
El déficit de actividad física en ancianos que desde el 2017 se había mantenido en torno al 70%, asciendió casi al 80% en 2020, lo cual se explica por el aislamiento por la pandemia.