Buenos Aires.- A un mes de las muertes de las mendocinas que viajaban por Ecuador, Marina Menegazzo y María José Coni, se conoció el testimonio del hombre que encontró uno de los cuerpos.
El hombre que encontró a María José se llama Juan Carlos P.C. y se encontraba disfrutando del mar cuando lo halló el cadaver, según publicó Big Bang News.
‘El hombre manifestó que se encontraba bañando en la playa y que ha caminado a los matorrales a hacer sus necesidades biológicas encontrando una persona en los arbustos, metida en un saco y en una funda (bolsa) de color negra‘, cuenta el acta del levantamiento del cadáver.
Tras el morboso hallazgo, que tuvo lugar en el matorral ‘frente a los tanques amarillos’ Juan Carlos se dirigió hacia las autoridades lugareñas y reportó lo sucedido. Cinco horas más tarde, el cuerpo fue entregado a Orlando Javier Tomala, quien se encontraba de guardia en la morgue. Permaneció allí como NN hasta el domingo.
LA DECLARACIÓN QUE LA FAMILIA BUSCA AMPLIAR
Testimonio clave. Los días posteriores al hallazgo de los cuerpos de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22), diversos testigos aseguraron que vieron a las turistas mendocinas acompañadas por dos hombres misteriosos.
El turista argentino, identificado como Carlos P. de 29 años, fue señalado por Cecibel Neira (la dueña de JN, el hostel en el que se hospedaron lasmochileras en su segunda visita a la ciudad) como uno de los hombres que más frecuentaban las chicas. La Policía local tomó cartas en el asunto y le tomó declaración el mismo domingo en el que se encontró el cuerpo de Marina. La citación tuvo lugar en la parroquia de Manglaralto frente al por entonces fiscal de la causa, Eduardo Gallardo Rodas.
‘Llegué a Ecuador el 25 de enero de 2016 en calidad de turista. Éramos un grupo de cuatro chicos. Empezamos a hacer empanadas para vender en la playa. Dos fueron a venderlas y con un amigo nos quedamos cocinando. Luego, cuando salimos a vender nosotros, nos encontramos con nuestros amigos, que estaban hablando con las chicas. Esto fue el 26 de enero’, comienza la declaración.
Según el hasta ahora misterioso testigo, por ese entonces Marina y María José todavía se encontraban junto a sus otras compañeras de viaje, SofíaSarmiento y Agustina Cano. El grupo se dividió recién el 10 de febrero en la ciudad de Cuenca, el mismo día en el que las mendocinas regresaron a Montañita y sus amigas emprendieron el regreso a Mendoza.
‘Yo conocí al grupo de las cuatro chicas. Esa noche pactamos para comerpizzas en el hostal Bachita, que es donde estábamos hospedados. Luego de comer, fuimos hasta su hostal, Rivera, ubicado en el barrio de Tigrillo. Tomamos unos tragos y con mis amigos nos fuimos. De ahí, no las vi más porque ellas esa noche nos dijeron que se irían a Baños o a las playas del norte, no recuerdo’, relató.
Pero sus caminos volvieron a cruzarse: ‘Hice unos días de turismo por Ecuador y regresé a Montañita el 20 de febrero con una amiga. Ese mismo día las encontré en la playa disfrutando y conversé con ellas. Les dije para salir por la noche de ese mismo sábado y me dijeron que me avisarían, pero nunca me avisaron. Al otro día, las vi en la playa contemplando el atardecer. Ellas me dijeron para vernos por las calles de los cocktails (el centro), pero no pactamos horario, ni nada‘.
Esa noche, la del 22 de febrero, el joven aseguró haber visto a las chicas en el centro de Montañita cerca de las dos y media de la madrugada. ‘Las vi y me invitaron a la playa, porque ellas andaban con otro grupo de chicos de nacionalidad chilena y argentina y no fui. Por la madrugada pasaron de vuelta por la calle de los cocktails y me dijeron por qué no había ido con ellas. Les dije que no tenía ganas de estar en la playa, que quería estar escuchando música. Luego volvieron esos mismos chicos y se fueron con ellos con rumbo desconocido’, recordó.
Pero la noche, la última de Marina y María José con vida, no terminó ahí. ‘Cuando volví a mi hostal, una cuadra antes, estaban ellas dos con un chico de cabello negro y de tez blanca, de mediana estatura. Los vi fumando marihuana porque pude oler. Yo me volví al hostal’.
El testimonio del argentino llega hasta el lunes 22, el día en el que se reportó la desaparición de las chicas y que, según la autopsia, fueron asesinadas: ‘Me enviaron al mediodía un mensaje preguntándome si voy a saludarlas o si venían ellas. Les respondí que vengan, porque la terminal está en frente de donde yo me estoy hospedando. Ellas me dicen que vienen a saludarme porque van a hacer dedo’.
Según Carlos, la decisión de las chicas de no tomar uno de los colectivos que une Montañita con Guayaquil (cuyo valor ronda los seis dólares) le llamó la atención. ‘Al llegar al hostal, me piden agua fría y se las brindé. Les pregunté por qué no se tomaban el bus para ganar tiempo y seguridad, y me respondieron que no querían, que querían hacer dedo. Las despedí y ya no las vi más’, reconstruyó.