El Tribunal Oral Federal de Santiago del Estero decidió suspender ayer por la tarde el beneficio de la prisión domiciliaria para el represor Antonio Musa Azar que le había otorgado en horas de la mañana, y dispuso que el represor, condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, continúe alojado en el hospital Neumonológico de la capital provincial.
Fuentes judiciales informaron que el Tribunal podría expedirse en forma definitiva sobre la cuestión el próximo jueves, cuando se realice una nueva audiencia en el juicio por la Megacausa III, en la cual Musa Azar está imputado.
En tanto, el abogado defensor e hijo del represor, Moises Azar, consideró que las autoridades deben hacerse responsables de la salud de su padre. El ex policía había sido beneficiado ayer con la prisión domiciliaria por el tribunal que actualmente lo juzga por delitos de lesa humanidad. El pedido solicitado por su hijo, bajo el argumento de su edad (81 años) y su estado de salud, había sido aceptado por los jueces Domingo Batule y Abel Fleming, en tanto votó en disidencia el magistrado Carlos Lascano.
Musa Azar es juzgado junto a 11 imputados y no concurría a las últimas audiencias como lo hacía desde el inicio del proceso, en mayo pasado. El represor se presentaba cada jueves ante los tribunales federales para asistir a las audiencias sin mostrar inconvenientes físicos.
Según la defensa, Azar padece problemas de salud derivados de su diabetes y de problemas cardíacos. El ex jefe de Inteligencia había sido internado en el Hospital Neumonológico de la capital santiagueña y previamente cumplía condena en el Instituto Penal Federal Colonia Pinto, adonde había sido trasladado desde el Hospital Penitenciario Central I del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza.
Los organismos de derechos humanos locales rechazaron lo dispuesto por el Tribunal y adelantaron que el lunes próximo apelarán la medida porque entienden que puede ser atendido de sus dolencias en el Hospital de Ezeiza. Actualmente, Musa Azar cumple cuatro condenas a prisión perpetua, tres de ellas por crímenes de lesa humanidad bajo su condición de Jefe de Inteligencia de la Policía de Santiago del Estero.