En verano, la ribera quilmeña del Río de La Plata es elegida por muchos habitantes del conurbano bonaerense que no viajan de vacaciones, por lo que en verano familias y grupos de jóvenes copan las playas con carpas, reposeras, tablones y hasta generadores eléctricos.
‘Llegamos el viernes a la tardecita y nos vamos el domingo cuando empieza a anochecer‘, dice Mariel mientras extiende una manta donde dormirá su hija Alma, de 7 meses.
La ribera se va colmando de puesteros que, autorizados por la Dirección General de Inspección, combinan trabajo y el descanso de la temporada, se instalan durante 15 días en el balneario y algunos hasta comparten el gasto del alquiler del generador.
‘Ésta es la playa de todos, la de los pobres‘, dice Carmen, que durante el año tiene un puesto en la feria de San Francisco Solano -en el mismo partido-, mientras los más chicos chapotean en el agua pese a los carteles que prohíben bañarse en el río. ‘Nosotras ni loca nos metemos al río, ni siquiera me mojo los pies, con respirar este aire en un espacio verde me alcanza‘, dice Carolina, que señala las provisiones y cuenta que llevan agua en bidones para tomar y para la higiene. ‘Esto nos saca de la rutina‘, explica y agrega que con la cooperativa están construyendo un comedor en su barrio.
El balneario ‘está dividido en zonas‘ dice Martín y, aunque reconoce que eso es algo informal, por ‘simple costumbre de la gente‘ las playas están catalogadas como ‘la más familiar, la de adolescentes, el Pejerrey Club y la del bardo‘.
El Pejerrey Club es un lugar histórico de la rivera de Quilmes: existe desde 1938 y en los años 40 hasta se supo proyectar películas en una pantalla sobre el río.
De precios accesibles, este balneario ofrece servicios como pileta, bares, estacionamiento y muelle donde se puede pescar con la mayor tranquilidad.
A lo largo de la costa todo es una extensa playa de estacionamiento donde autos, camionetas cargadas de accesorios de campings y motos se multiplican a medida que avanza la mañana. Los negocios y casas situados frente a la costa ofrecen agua caliente, servicio de baño, comida hecha y accesorios de pesca. Por la noche la zona está en manos de los pescadores, que copan el lugar en el momento más productivo y de mayor tranquilidad para su tarea.

