Después de 18 días, Omar “Caballo” Suárez dejará la casa de su hija en Olivos y regresará a la cárcel, aunque en lugar de ir al penal de Marcos Paz, donde estaba detenido desde septiembre de 2016, será trasladado al Hospital penitenciario de Ezeiza. Allí, argumentan en la Justicia, podrán controlar mejor su salud.
La Sala de feria de la Cámara Federal porteña decidió revocar la prisión domiciliaria que le concedió el juez Luis Rodríguez en carácter de subrogante, ya que su par Rodolfo Canicoba Corral se encontraba de licencia. Así, deberá regresar a la cárcel para cumplir ahí su prisión preventiva ordenada en septiembre de 2016. Sin embargo, no regresará a Marcos Paz, “para evitar riesgos” se determinó que sea alojado en el HPC de Ezeiza.
Los camaristas Leopoldo Bruglia y Eduardo Farah decidieron hacer lugar a la apelación del fiscal Gerardo Pollicita, que rechazó la decisión del Rodríguez, de beneficiar al ex secretario General del SOMU (navieros).
El juez había argumentado cuestiones de salud. Informes hablaban de un alcoholismo grave, pero luego los peritos certificaron que el sindicalista, uno de los preferidos de Cristina Kirchner, podía seguir un tratamiento en un penal.
El fiscal de la causa coincidió y consideró que el ex sindicalista siempre recibió “asistencia médica desde su detención” y que debe seguir en un penal, “donde se cuenta con los recursos para su control” periódico y que allí debe permanecer, “donde es atendido por médicos psiquiatras, por neurólogos y por otorrinolaringólogos; además de los médicos de planta del penal”.
La sala de feria escuchó el viernes pasado, durante más de una hora y media, los argumentos de Carlos Broitman -abogado de Suárez-, que según pudo saber Clarín, sostuvo que “el fiscal (Gerardo) Pollicita se apartó de lo que expresan las piezas procesales respecto a los legajos de salud”, y señaló que en los mismos “se señaló que hubo un sistemático incumplimiento a lo ordenado por el Cuerpo Médico Forense en cuanto a su rehabilitación”.
Pese a los planteos de la defensa, los camaristas resolvieron que el “Caballo” Suárez debe regresar a la cárcel.
La prisión domiciliaria para el sindicalista tenía algunas restricciones: debía portar una tobillera electrónica y tenía custodia de Prefectura las 24 horas. Asimismo, se implementaron otras medidas de control: registro de las personas que ingresaban y egresaban de la vivienda, la prohibición de ingreso de alcohol, principalmente.
Suárez fue examinado por los médicos la semana pasada en la casa de su hija y la familia espera aún que se le realicen más estudios. Continúan remarcando que no debería volver a un penal: “No puede resistir ninguna asistencia ahí”.
Según su informe médico, Suárez es un paciente “hipertenso, con sobrepeso, hemiparesia braquiocrural, hemorroides externas y limitación funcional secuelar de codo izquierdo”.
Después del último examen médico, se indicó sin embargo que el ex sindicalista “se encuentra clínicamente compensado, sin evidencia de sangrados activos ni patologías físicas agudas en evolución”.
Por eso, el cuerpo médico forense concluyó: “No surgen evidencias al momento presente que el mismo requiera de una internación de urgencia en un centro hospitalario”.
El “Caballo” estaba en la cárcel desde septiembre de 2016; lo acusan, entre otras cosas, de extorsionar a empresarios marítimos y de fraudes millonarios con su gremio, además de ser jefe y organizador de una asociación ilícita, de administración fraudulenta y de lavado de dinero.