Octavio Frigerio, padre del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, renunció a su cargo de director de YPF tras el anuncio del Gobierno de que prohibirán que parientes de ministros ocupen cargos en el Estado. El ahora exdirector aseguró que se va por una cuestión política y no técnica y opinó que “el Gobierno necesita más que nunca fortalecer su imagen pública para facilitar los cambios estructurales que impulsa”. Es que, aunque todavía no se conoció el decreto, la medida no lo alcanzaría porque no se trata de una compañía estatal sino de una empresa privada que tiene entre sus accionistas al Estado.

 

Así, Frigerio padre apoyó la decisión de Mauricio Macri y opinó a través de un posteo en Facebook que la ciudadanía recibirá positivamente la medida. Sin embargo, aclaró que su designación en 2016 tuvo “nobjetable legitimidad política y no implicó ni arbitrariedad, ni nepotismo ni abuso de poder”. “En los dos años previos trabajé por el éxito político y electoral de Cambiemos, formé parte de su boleta electoral en la provincia de Buenos Aires e intenté aportar, desde el peronismo al que pertenezco, al resonante triunfo electoral del 2015”, agregó.

 

La salida del director de YPF se sumó al éxodo de funcionarios parientes de ministros que dejaron sus cargos tras el anuncio oficial que buscó frenar la polémica por las designaciones del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en reparticiones públicas y en el gremio marítimo SOMU.

 

El texto completo de la renuncia

Estoy enviándole al Presidente de YPF mi renuncia a seguir integrando el Directorio de la empresa. Cuando aparezca el anunciado decreto del Presidente Macri, ignoro si mi situación personal, como padre del Ministro del Interior, va a quedar técnicamente abarcada por sus alcances, ya que YPF no integra la estructura del Estado y es estatutariamente una empresa privada. Pero obviamente no se trata de un tema técnico sino político. La intención presidencial es que no haya parientes próximos de sus ministros en cargos de relevancia y yo apoyo esa decisión, que me parece oportuna y conveniente. El gobierno necesita más que nunca ampliar su sustento político y fortalecer su imagen pública para facilitar los cambios estructurales que impulsa. Y en las circunstancias concretas de hoy, la ciudadanía va a recibir positivamente la medida anunciada.

 

Ahora deseo aclarar, simplemente, que mi designación, en 2016, tuvo inobjetable legitimidad política y no implicó, en modo alguno, ni arbitrariedad, ni nepotismo ni abuso de poder. En los dos años previos trabajé por el éxito político y electoral de Cambiemos, formé parte de su boleta electoral en la provincia de Buenos Aires e intenté aportar, desde el peronismo al que pertenezco, al resonante triunfo electoral del 2015. En decenas de actos, asambleas y reuniones, en el conurbano y el interior provincial, defendí ante mis compañeros la posición de que el peronismo tenía el deber histórico de respaldar el proyecto de Cambiemos, que expresaba el interés del país, en tanto las opciones del FPV y el Frente Renovador no representaban las banderas del Movimiento y significaban el regreso a un pasado de dolorosa memoria.

 

Estoy al cabo de una vida política que comenzó en la adolescencia y me dio oportunidad de una experiencia importante en diversos cargos en la administración del Estado y en la actividad legislativa. En lo vinculado específicamente a la energía y los hidrocarburos, presidí YPF y, como Diputado Nacional, conduje la Comisión de Energía de la Cámara. Esos antecedentes, y no favoritismo alguno, explican mi designación por el voto unánime de los integrantes del Directorio de la empresa, entre los que se cuentan los representantes de media docena de provincias petroleras, oficialistas y opositores.

 

Octavio Frigerio