El presidente Alberto Fernández encabezó ayer la reapertura de Fanazul, la fábrica de pólvora y explosivos perteneciente a la empresa estatal Fabricaciones Militares.

Fanazul reabrió sus puertas, a cinco años del intento de cierre que impulsó la administración de la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal con el despido de más de 200 empleados, situación que la convirtió en un caso emblemático de lucha por los derechos de trabajadores.

La reapertura oficial fue ayer al mediodía en un acto encabezado por Alberto Fernández, en las inmediaciones de la unidad productiva. Ollas populares, más de mil días de acampe, cortes en rutas y grandes movilizaciones fueron parte de esa resistencia que consagró a Fanazul como un ícono de lucha de trabajadores para mantener sus puestos.

Ubicada a unos 32 kilómetros del centro de Azul (provincia de Buenos Aires), Fanazul fue inaugurada en 1946 y, desde sus inicios, estuvo destinada a producir bienes y servicios para la defensa y la minería.

A lo largo de su historia, dedicó su producción a la elaboración de TNT, DNT y otros derivados de la nitración del tolueno, explosivos gelatinosos, agentes de voladura, explosivos, emulsiones y carga de proyectiles para las Fuerzas Armadas. La fábrica llegó a ser la única productora de trinitrotolueno (TNT) de Sudamérica.

Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Fanazul se reactivó, luego de un fallido intento de privatización en la gestión de Carlos Menem. Entre 2003 y 2015 se incorporó personal e inversión a la empresa y de esta forma "estuvo dentro de los estándares internacionales", comentó Oscar Galante, vicepresidente de Fabricaciones Militares.

Para 2015 había cinco plantas productivas dentro de la unidad: la de nitroglicerina, TNT, emulsiones explosivas, planta de proyectiles, y el servicio de destrucción de materiales explosivos. Pero el proceso se interrumpió cuando Cambiemos determinó, en 2017, el cierre de la fábrica para "achicar gastos".

El desmantelamiento se dio entre diciembre de 2017 y 2019 y en 2020, con el cambio de gobierno, se decidió la reapertura y reconstrucción.

Durante la gestión de Alberto, Fabricaciones Militares volvió a orientar su estrategia productiva y comercial hacia el suministro de productos de alta calidad destinados a la minería. A partir de esta decisión fueron aprobados proyectos estratégicos tales como la reactivación de la planta de nitroglicerina.

Para la reactivación se ejecutó una inversión de más de cinco millones de dólares y se prevé una inversión total estimada de seis millones y medio de dólares. El objetivo es incorporar 20 personas más a partir de ponerla en marcha. Actualmente, la planta cuenta con 118 trabajadores.