La Iglesia reclamó ayer que las cárceles argentinas ‘cubran las necesidades básicas de los detenidos‘ y llamó a erradicar la violencia institucional del sistema penitenciario, al tiempo que advirtió que la sobrepoblación ‘impide implementar iniciativas que apunten a la inserción social de los presos‘.
‘Los bienes esenciales a toda persona: la alimentación, la vivienda digna, la atención de la salud, la educación, el trabajo, la religiosidad, los vínculos familiares, la recreación y el arte, en muchas ocasiones no son garantizados a todos los que están privados de libertad‘, sostiene el informe publicado ayer por la Asamblea Plenaria de los Obispos argentinos.
El documento, titulado ’Estuve preso y me viniste a visitar’, en alusión a las palabras de Jesús, también llama a prevenir y erradicar la violencia institucional de las cárceles argentinas, y define como ‘inadmisible‘ la existencia de ‘celdas de aislamiento total‘, ya que la imposibilidad de comunicarse provoca sufrimientos físicos y psíquicos que ‘aumentan la tendencia al suicidio‘. ‘Como sociedad somos muy duros con aquellos que cometieron delitos, queremos que desaparezcan, nos olvidamos que son personas y que su dignidad debe ser respetada‘, dijo ayer a Télam el monseñor Esteban Laxague, Obispo de Viedma y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria.
En cuanto a la sobrepoblación del sistema carcelario, los obispos lo consideraron como uno de los principales desafíos y enumeraron entre sus causas la permanencia de presos sin condena y de personas que deberían tener un tratamiento penal alternativo junto con la ausencia de proyectos y programas que reduzcan al mínimo el período de detención. Laxague estimó que en los últimos diez años se duplicó la cantidad de personas detenidas en las cárceles argentinas. ‘Hay experiencias muy valiosas, en las que algunos detenidos salen todos los días a trabajar, disminuyendo así el tiempo que pasan en la cárcel, pero no todos los que están en condiciones de acceder a este beneficio encuentran trabajo‘, dijo el religioso.