El Grupo Petersen aparece hoy en el punto de mira del proceso de expropiación del 51 por ciento de las acciones de la petrolera española Repsol en YPF, ante la millonaria deuda que tiene el consorcio de la familia argentina Eskenazi desde que compró el 25 por ciento del capital.

El Grupo Petersen, que hasta ahora no se ha manifestado sobre la intervención estatal, deberá afrontar en mayo el pago de 400 millones de dólares como amortización de capital de préstamos bancarios adquiridos para ingresar como socio de YPF, hecho que genera preocupación en círculos financieros y el mercado de capitales porque siempre pagaba con lo que obtenía de sus dividendos, hoy en duda por la expropiación de YPF.

El asunto saltó al Senado en el debate en comisiones del proyecto de expropiación de acciones Clase D de YPF que pertenecen a Repsol y donde la oposición preguntó por qué la operación no incluyó al Grupo Petersen.

Este grupo ingresó en YPF en 2008, con una compra inicial del 14% que luego completaría con un 11% adicional, de la mano del entonces presidente Néstor Kirchner.

En aquel momento, Kirchner dio el visto bueno a una fórmula que permitió a los argentinos desembarcar en la petrolera abonando sólo 100 millones de dólares y con préstamos de Repsol y de bancos extranjeros que devolvería con cargo a los dividendos futuros.

La calificadora Moody’s consideró en la semana que el mecanismo de pago de las deudas del Grupo Petersen ‘quitaba cierta flexibilidad financiera‘ de la compañía.

‘Mientras que históricamente YPF ha mantenido un nivel alto de pago real de dividendos, Moody’s considera que la flexibilidad de dividendos de la compañía es decreciente debido a las altas obligaciones de su accionista minoritario Petersen‘, agregó la agencia en su último informe sobre la petrolera.

Moody’s bajó el martes la nota de YPF a raíz de ‘la incertidumbre con respecto a la manera‘ en que el Gobierno administrará la petrolera, intervenida el lunes, al mismo tiempo en que se ponía el proyecto de ley de expropiación a consideración del Senado.

A petición de los bancos prestamistas, Moody’s calificó en su momento con un nota muy baja (CAAZ) dos préstamos por un total de 1.700 millones de dólares, explicó a Efe Daniela Cuan, analista de la calificadora en Buenos Aires.

La calificación original daba cuenta de que había ‘cierto nivel‘ de recuperación en base al valor de las acciones, que ‘está cada vez más bajo‘ desde que empezó el conflicto del Gobierno con Repsol YPF a comienzos de año.

Moody’s espera que los dividendos sean de al menos 1.200 millones de dólares anuales en los próximos años.

Esta preocupación e vio reflejada ampliamente por la prensa porteña que puso en boca del presidente de Repsol la realidad que enfrenta la familia Eskenazi.

De hecho, Antonio Brufau, resumió en forma contundente la difícil situación de sus socios argentinos. ‘Evidentemente está más clavado el que no es expropiado que el que está expropiado‘, afirmó, en referencia a la deuda que ronda los u$s1.900 millones.

Medios locales informaron de que un grupo de ejecutivos de bancos extranjeros mostró su preocupación por la deuda del grupo en una reunión que mantuvieron el lunes con la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, extremo que fue negado por fuentes del BCRA. Fuentes: Efe, diarios