Más allá de su impacto político, asoma como altamente improbable que el pedido de desafuero de Cristina Kirchner pueda prosperar en el Senado por la posición de los senadores del PJ de que solo se quitan los fueros cuando hay “cosa juzgada” y “sentencia firme”. A la ex presidenta recién le dictaron el procesamiento.

 

El pedido de desafuero tampoco podría ser tratado en el corto plazo por el Senado debido a que el Congreso se encuentra en receso.

 

Así, para habilitar su tratamiento el pedido debería ser incluido en el decreto de llamado a sesiones extraordinarias del Poder Ejecutivo. Primera traba: se trata de un tema del propio Congreso con lo que hay dudas con que el Gobierno pueda colar el pedido en la agenda de sesiones extraordinarias.

 

Una opción sería que el Congreso autoprorrogase el período de sesiones ordinarias, algo que sucedió por ejemplo en la crisis de 2001. Pero el procedimiento tendría vidriosa constitucionalidady además tampoco suena probable que la oposición acompañe esa opción.

 

Otro tema. El pedido deberá ingresar por Mesa de Entradas del Senado y después girado a alguna comisión por las autoridades. En el Senado no existe, como en Diputados, con lo que el giro debiera ser a la de Asuntos Constitucionales, hasta hoy presidida por el K Marcelo Fuentes.

 

Pero esa comisión, por el receso, no está siquiera constituida. El plan del oficialismo era solo constituir a tres comisiones la semana que viene -Presupuesto, Economía y Acuerdos- para tratar una serie de proyectos impulsados por la Casa Rosada. De Asuntos Constitucionales no se habla por ahora.

 

La única sesión prevista por el Senado para este mes será el miércoles 27. Para tratarse el pedido de desafuero, antes deberá tener dictamen de comisión.

 

De esta manera, todo indica que el pedido no podría empezar a discutirse antes de marzo de 2018, cuando arranca el período de sesiones ordinarias.

 

Ahí la traba será directamente política y aritmética.

 

Para que prospere el pedido de desafuero se necesita el apoyo de dos tercios de los senadores, es decir sumar 48 votos.

 

El peronismo se partió justo ayer en el Senado en dos bancadas: 25 quedaron en la de Miguel Pichetto y 8 en la de Cristina Kirchner.

 

Entre ambas suman 33 votos. En caso de que el resto de los 39 senadores votara el desafuero, igual no se llegaría sin esas dos bancadas peronistas.

 

Fuentes de la bancada del PJ dijeron que existe un compromiso político -directamente hablaron de “palabra de honor”- con los K de que no facilitarán el desafuero de la ex presidenta.

 

A diferencia de Diputados, donde sectores del peronismo sí acompañaron el desafuero de Julio de Vido, en el Senado la costumbre es que los desafueros solo prosperan cuando hay sentencia definitivo.

 

Justamente Pichetto, rival de Cristina, es un firme defensor de esta posición.

 

“Yo creo que el desafuero procede ante sentencia firme. Esto en términos digamos también del principio constitucional de la inocencia. Esta es una posición que yo vengo sosteniendo y que no diría que es doctrina en el Senado, pero ha sostenido digamos, en muchas situaciones individuales de pedido de desafuero, esta línea de definición política”, dijo el senador rionegrino en octubre pasado.

 

Dato concreto: Carlos Menem tiene condenas que aún no están firmes. Y sigue siendo senador. Es más: ayer se sumó a la nueva bancada de Pichetto.

 

Federico Pinedo, presidente provisional del Senado, dijo a Clarín: “Haremos lo que corresponde, estudiar seriamente el pedido de desafuero para que funcionen bien las instituciones”.

 

Y agregó: “Tendremos una mirada institucional y no partidista”.