El empresario Enrique Pescarmona, exaccionista mayoritario de IMPSA, admitió el pago de coimas, reveló presiones de parte del exministro de Planificación, Julio De Vido, y dijo que se arrepentirá toda la vida haber pagado coimas a los Kirchner.
Los años K no fueron una "década ganada" para Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA). Su potencial para energía hidroeléctrica y eólica fue su karma. El relato ante la Justicia de Pescarmona explica por qué su empresa casi quiebra. "Me arrepiento de haberle pagado coimas a esos hijos de put…", se sinceró. Lo hizo de un modo brutal y con un lenguaje que no utilizaría jamás si no lo hubiera desbordado la bronca.
Pescarmona no solo aceptó que pagó sobornos. También describió el modo con el que, según él, el propio De Vido le exigió que le traspase de un modo no especificado acciones de IMPSA para poder así empezar a ganar licitaciones de obras públicas.
Los investigadores judiciales creyeron en las palabras de arrepentimiento de Pescarmona. Les habló desde el alma cuando pocos empresarios se animaban a confesar lo que en el mercado regulado por el Estado de los Kirchner todos sabían: los contratos de obras públicas se "cartelizaban" y para entrar a ese "club" había que pagar sobornos.