La crónica final del caótico paro de colectivos que había comenzado a la media noche y dejó millones de pasajeros varados en el AMBA, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Tucumán y Formosa terminó ayer a las 17.30 aunque el conflicto aún no está resuelto. Pero la crónica de un día paralizado, con fuerte impacto en los medios, se transformó en el primer incendio que tuvo que salir a apagar Sergio Massa como candidato del oficialismo. Y en este contexto electoral, hábil de reflejos, el ministro de Economía intentó capitalizar el traspié apuntando sus cañones contra los empresarios de transporte -a los que vinculó con el Pro, planteando el paro como un "lockout patronal"- y contra el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Acusó al sector empresario de "tomar a la gente de rehén" y también apuntó contra el gobierno de la ciudad de Buenos Aires por no participar de la mesa que destrabó el conflicto que mantienen las cinco cámaras empresarias, la UTA y el Estado, ya que juega un rol decisivo porque el sistema funciona a fuerza de subsidios. Aunque el propio Larreta le replicó de inmediato que el gobierno de la Ciudad "no fue convocado" a dicha reunión. Pero fue más allá: el ministro calificó a algunos empresarios de las cámaras de autotransporte de pasajeros como "parásitos del Estado que pretenden extorsionar" y sostuvo que buscan que el Gobierno "les garantice la rentabilidad" de sus ganancias, en tanto que describió la retención de tareas que realiza la Unión Tranviario Automotor (UTA) en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA) y algunas provincias como "un paro extraño, porque lo forzaron los empresarios".
"El Estado les transfirió la plata de los sueldos y algunos empresarios retuvieron esa plata para forzar a los trabajadores a salir a la calle", dijo Massa al referirse a este conflicto. En ese marco, indicó que "en realidad los empresarios no están discutiendo el salario que estaba acordado en paritarias ni tampoco están discutiendo tarifas porque no les importa la tarifa", y agregó: "Hay dos grupos empresarios que pretenden tomar de rehenes a los trabajadores para discutir el sistema de compra de carrocería y pretenden que el Estado les garantice la rentabilidad".
En medio de este nivel de virulencia, Massa se presentó ante los medios por la tarde para anunciar el fin del paro y adelantó que el lunes seguirán discutiendo los problemas de fondo que tiene el sector.
En la conferencia de prensa, Massa recordó que "el Gobierno nacional hace un esfuerzo enorme para sostener el servicio de transporte público de pasajeros", que estimó en 500.000 millones de pesos este año.
Massa encabezó la reunión en el Palacio de Hacienda con la participación de los ministros de Transporte, Diego Giuliano, de Trabajo, Raquel Kismer "Kelly" Olmos, y el de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, junto a dirigentes sindicales y los representantes de las cámaras de empresas de transporte.
"Es un día muy triste, en el que fueron afectados cuatro millones de usuarios o 10 millones de viajes, y por una discusión de una parte del subsidio que no tiene que ver con los salarios de los trabajadores", remarcó.
En el conflicto mucho tiene que ver Massa. Primero, porque el área de Transporte depende de Diego Giuliano, un hombre que responde a él. Pero después porque fue Massa quien le impuso a Fernández, jefe de la UTA, aceptar en enero una paritaria de 31% por seis meses para dar señales de estabilidad y control de la inflación. Después de varias amenazas de paro, Fernández logró un reajuste, pero con una polémica: obtuvo un adicional mediante una resolución del Ministerio de Trabajo objetada por las cámaras empresarias, que la consideran "ilegítima" y evalúan judicializar la pulseada.