Mateando. La mayoría de las familias se conocieron por esta circunstancia, algunos han entablado relación y otros prefieren el silencio. De cuando en cuando el mate sirve para entablar conversaciones.

 

Además de la Base Naval en Mar del Plata, hay otro punto de encuentro de muchos de los familiares de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, desaparecido hace 12 días y es en la recepción del hotel donde reside la mayoría que se trasladó de distintos puntos del país y que puso a su disposición la Armada. Ahí residían ayer 125 personas que aguardan una noticia sobre la localización del submarino.

“La verdad, a esta altura lo que necesito es saber qué fue lo que pasó, para poder regresar a San Salvador. Uno no pierde la esperanza que esté vivo, pero al menos que pueda saber que pasó y así tener que empezar a aceptarlo. Pero ahora se dicen tantas cosas, que quiero saber qué pasó”, reiteró en la puerta el jujeño Juan Tolaba, padre del cabo segundo Aníbal Tolaba, uno de los 44 tripulantes.

Mientras va relatando en la puerta del hotel sus sensaciones, otros familiares asienten con la cabeza, compartiendo la sensación. Aguardan la movilidad que los va a trasladar a la Base Naval, aunque ya saben que no hay apuro porque el comunicado del día, que un principio iba a ser a las 12, se postergó a las 15,30. Los sillones de la recepción están todos ocupados. Y son todos familiares. Están los que charlan porque ya entablaron una relación por la convivencia y aquellos que siguen inmersos en un silencio absoluto. En todos, el rostro marca que son varias noches de pocas horas de sueño.

Desde Sierra Grande, Río Negro, Alejandra Aguilera viajó con padres, hermanos y cuñados, aguardando que regrese su hermano, el cabo principal Mario Armando Toconas. Muestra la remera que prepararon esperando por él. “Seguiremos esperando hasta que aparezcan. El submarino no puede enterrarse y desaparecer. Tenemos Fe en Dios para saber lo que haya ocurrido”, afirmó Alejandra, quien dijo que por el tiempo ya transcurrido en Mar del Plata, fue conociendo a otros familiares. ” Nos damos fuerzas y una mano entre todos”, contó la rionegrina.

“En la Base Naval están todos a nuestra disposición y entre los familiares nos apoyamos mutuamente, conociendo también como eran los compañeros de la tripulación. Y así estaremos hasta que encuentren el submarino. Hay muchos indicios, pero lo cierto es que nadie sabe nada ahora. Veremos qué dicen en el próximo informe, que para colmo lo postergaron tres horas. Y bueno, habrá que seguir esperando”, concluyó.

La angustia que cuentan las personas que duermen en el hotel no es ni parecida a la que tienen muchas otras familias que tienen la misma relación por los marinos, pero que por distintos problemas no pudieron viajar, cuentan los mismos pasajeros del hotel donde pasan largas horas.

 

Quedaban muy pocos medios en Mar del Plata, lo mismo que familiares de marinos.

 

A Comodoro 

Desde que se hizo pública la desaparición del submarino ARA San Juan y fueron arribando a Mar del Plata los familiares de los tripulantes, el ingreso a la Base Naval se convirtió polo de atención. Ayer, por primera vez no hubo el mismo revuelo. 

Al casi centenar de enviados especiales de los medios del país y del mundo que realizaron guardia periodística el jueves y viernes de hasta 15 horas, ayer no llegaban a la quincena. El acontecimiento principal a divulgar no se centraba ya en lo que los parientes podrían transmitir, sino en la partida desde el puerto chubutense de Comodoro Rivadavia del submarino norteamericano encargado ahora de intentar encontrar al ARA San Juan. 

El caluroso día pobló las playas de Mar del Plata. En la vereda del predio se intercalaban quienes caminaban o trotaban para ejercitarse y aquellos que iban viendo las banderas y carteles en apoyo a los submarinistas y sus seres queridos, ese ’santuario’ que expresa el sentimiento de quienes están vinculados con los tripulantes. No hubo peregrinación en solidaridad, como sucedió viernes y sábado, aunque nuevamente a la siesta un grupo de vecinos de diferentes parroquias de la ciudad rezaron por la siesta el rosario en el ingreso a la Base Naval. Quizás la novedad principal ocurrió con la huelga de hambre que comenzó Marta Vallejos, hermana del suboficial segundo César Vallejos.

Su decisión no respondió a que fuera una medida de protesta, sino una forma de pedir que termine la incertidumbre que los rodea. Cuando aparezca esa información, la Base Naval marplatense volverá a ser el foco de atención del país. Ahora, todos miran al puerto de Comodoro Rivadavia.