El principal desafío. Durante su gestión, Manuel Otero buscará desde el IICA convertir a América en “una fábrica de alimentos procesados que ayude a generar empleo”.

 

El argentino Manuel Otero asumió ayer el cargo de director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), dependiente de la OEA, con lo que por primera vez desde 2003 un connacional está al frente de un organismo internacional.

En su primer contacto con la prensa, Otero aseguró que “tenemos que convertir a América en una gran fábrica de alimentos procesados, de una industrialización inteligente a partir de recursos biológicos, apoyada en la ciencia y la tecnología; que ayude a crear empleo y a la mitigación del cambio climático”.

El médico veterinario, de 66 años, que dirigirá el principal organismo hemisférico promotor del desarrollo rural en el período 2018-2022, enfatizó al asumir el cargo en la sede de la entidad en San José de Costa Rica, que el continente americano, incluidas sus zonas menos desarrolladas, está frente a una gran oportunidad: la de convertirse en un actor aún más relevante del comercio mundial y en el garante fundamental de la seguridad alimentaria y nutricional del planeta.

Otero destacó que la agricultura y los ricos recursos naturales del hemisferio constituyen una base privilegiada para una “industrialización inteligente” que permita alcanzar cabalmente uno de los objetivos principales del IICA: el bienestar de las poblaciones rurales, claves para la seguridad alimentaria.

“Nuestra América debe ser una gran fábrica de alimentos procesados, bionergías, probióticos, nutracéuticos y biomateriales. Se trata de una industrialización inteligente a partir de los recursos biológicos que, apoyada en la ciencia y la tecnología, promueva mayor diversidad sectorial, competitividad internacional y generación de empleo” señaló. Otro reto que planteó Otero es “utilizar la tecnología para desarrollar las zonas rurales y luchar contra la pobreza, mejorar la participación de jóvenes y mujeres en la agricultura y proteger los recursos naturales junto a 15 millones de pequeños productores del hemisferio, distribuidos en 400 millones de hectáreas.