Era su gran oportunidad por recuperar algo del terreno perdido a nivel internacional. Se vería las caras con su mejores espónsores de la política: Alberto Fernández, Luiz Inácio Lula da Silva, Cristina Kirchner y su par de Cuba, Miguel Díaz Canel. Pero la ola de repudios que desató su promocionada visita al país para participar de la cumbre de la Celac, entre organismos de Derechos Humanos, la oposición de Juntos por el Cambio (JxC) y los venezolanos que llegaron a la Argentina huyendo del régimen venezolano, obligó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a bajarse del avión antes de subirse. Ayer por la tarde canceló su visita.

Se caída de maduro. Aquí no sólo lo esperaban las protestas de sus coterráneos y de los defensores de los derechos humanos, si no también un pedido a la DEA de la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, para que lo detuviese al pisar suelo argentino. El riesgo parece mínimo pero existe, y el dictador no quiso poner a prueba su suerte lejos de casa, aunque el anfitrión sea un amigo y un aliado que siempre se opuso a acompañar, en distintos organismos internacionales, las condenas por las violaciones a los derechos humanos por parte del régimen que conduce con mano dura por mérito propio: Nicolás Maduro es, sin dudas, el mejor discípulo de su antecesor, Hugo Chávez.

En este clima adverso para el dictador, el Gobierno de Venezuela confirmó en la tarde de ayer la suspensión de la visita para participar de la cumbre de la Celac y lo atribuyó a cuestiones de seguridad.

"En las últimas hora hemos sido informados, de manera irrebatible, de un plan elaborado en el seno de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación encabezada por el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, para lo que pretenden montar un ‘show’ deplorable, a fin de perturbar los efectos positivos de tan importante cita regional, y así contribuir a la campaña de descrédito -ya fracasada- que se ha emprendido contra nuestro país desde el Imperio Norteamericano", afirma el comunicado que el Gobierno de Venezuela emitió pasadas las 15.

Luego de bajarse de la cumbre de la Celac, Maduro salió a mostrarse en Caracas: se sumó a una manifestación convocada por el chavismo "contra el bloqueo y las sanciones internacionales".

Esto se interpretó como un intento de mostrar fortaleza, ya que no es habitual que marche entre la gente. Desde el Palacio Miraflores, Maduro se dirigió a los simpatizantes. En ese marco, envió saludos a los países que participarán de la cumbre de la Celac hoy, pero evitó hacer referencia a su faltazo.

En Buenos Aires, dirigentes de la oposición celebraron en sus redes sociales que el repudio obligara a Maduro a quedarse en Caracas. "Que Maduro no venga a la Argentina es una muestra de lo que podemos lograr cuando nos ponemos firmes contra los dictadores que violan la libertad, los valores democráticos y los DDHH en la región. BASTA a los que quieren poner al país del lado incorrecto de la historia", escribió Horacio Rodríguez Larreta.

"¡Triunfó la democracia! ¡Los dictadores violadores de los derechos humanos y narcotraficantes no pueden pisar la Argentina! Hicimos lo que hacía falta", manifestó, por su parte, Patricia Bullrich.

 

  • Qué dijo Lula de la reunión cancelada

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió ayer el diálogo como única solución para la crisis venezolana y dijo que espera la vuelta a la normalidad diplomática entre Brasil y Venezuela dentro de dos meses, después de que una reunión bilateral entre ambos presidentes por fuera de la cumbre de la Celac quedara suspendida ayer.

El mandatario brasileño defendió a Maduro y dijo que espera que las relaciones bilaterales entre Brasil y Venezuela se retomen en los próximos dos meses, con la apertura de embajadas en ambos países.

Los lazos diplomáticos entre ambos países se quebraron en 2020 bajo el Gobierno del expresidente de extrema derecha de Brasil Jair Bolsonaro, que condenó el régimen.