Cinco años de impunidad. A pesar del impacto causado en la sociedad, la muerte de Nisman es un secreto que el fiscal se llevó a la tumba.  

 

Una denuncia, un arma, una foto. El caso de la muerte de Alberto Nisman tiene infinitos detalles, decenas de personajes y, cuando se cumple un lustro del suceso, aún toda la incertidumbre sobre lo que pasó en el baño donde se encontró el cadáver. Y la Justicia sigue sin identificar al autor del supuesto homicidio del fiscal de la causa AMIA y que se disponía a presentar una denuncia de alto impacto político contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por el supuesto encubrimiento de los iraníes sindicados con los autores intelectuales y materiales del peor atentado terrorista en la historia de Argentina, que dejó 85 muertos.

La fiscalía a cargo de Eduardo Taiano analiza por estos días cerca de 25 mil imágenes producidas por las cámaras de seguridad del edificio que habitaba Alberto Nisman, 45 mil llamadas y 250 informes vinculados a los peritajes de elementos tecnológicos secuestrados a los imputados de la causa en la que se investiga el supuesto homicidio del fiscal de la causa AMIA.

Cuando Nisman apareció muerto, con un tiro en la cabeza el domingo 18 de enero de 2015 en su departamento en la lujosa torre Le Parc de Puerto Madero, habían pasado apenas cuatro días desde que denunciara a la entonces presidenta, Cristina Fernández (2007-2015), hoy vicepresidenta, y al día siguiente debía detallar dicha denuncia ante el Congreso, un momento crucial para su trayectoria. 

La acusaba de uno de los delitos más graves que puede haber contra una persona en el país: intentar encubrir, junto al canciller Héctor Timerman y otros colaboradores y a través de un acuerdo con Irán firmado en 2013, a los iraníes sospechosos de atentado a la AMIA.

Aún hoy las opiniones están divididas y hay quienes sostienen que Nisman tenía una bomba entre sus manos que "podía terminar con Cristina Kirchner tras las rejas", y otros, que "carecía de pruebas" para sustentar su denuncia. 

A más de dos desde que el juez federal Julián Ercolini consideró un "homicidio" al hecho, los investigadores no lograron dar aún con indicios que permitan despejar los puntos más débiles de la investigación: quién fue el supuesto homicida y como entró y salió del complejo Le Parc sin ser visto.

Por lo pronto, Taiano -que tiene delegada la investigación- recibió a fin de año pasado el "análisis pericial complementario" realizado por el área de cibercrimen de la Gendarmería Nacional sobre elementos tecnológicos secuestrados en noviembre de 2017 en el marco de los allanamientos llevados adelante en los domicilios de los cinco imputados de la causa.

La fiscalía también recibió información extraída del sistema de control de acceso y visitas de la Casa Rosada.

En el último tiempo, la fiscalía recibió además el estudio de la actividad captada por las cámaras de seguridad que incluye más de 23 mil fotografías del fin de semana de la muerte de Nisman. 

Más allá de la información que está siendo analizada por estos días, el fiscal Taiano evalúa la posibilidad de mandar a juicio oral a los custodios acusados de haber descuidado al fiscal.

Los acusados de haber desprotegido a Nisman son los policías que estuvieron a cargo de la custodia el sábado 17 de enero de 2015, Néstor Durán y Rubén Benítez, y los que estuvieron el 18, Luis Miño y Armando Niz, cuando el fiscal fue hallado muerto en el baño del departamento. 

Los cuatros custodios fueron procesados por la supuesta comisión del delito de violación de sus deberes de funcionarios públicos mientras que Benítez, Miño y Niz también fueron procesados por el delito de encubrimiento.

En el mismo tramo de la causa se encuentra procesado el técnico en informática Diego Lagomarsino como partícipe necesario del supuesto asesinato de Nisman, por ser el dueño del arma de la que salió el disparo que terminó con la vida del fiscal.

La muerte de Nisman fue calificada como "homicidio" a partir de un informe elaborado por la Gendarmería Nacional -por requerimiento del juez Ercolini y el fiscal Taiano- que contradijo, entre otras, la opinión del cuerpo médico forense que había descartado la intervención de terceras personas en el hecho.