Los cuatro peritos criminalistas de la Policía Federal que, por encargo de la fiscal Viviana Fein, analizaron la forma en que murió el fiscal Alberto Nisman, entregaron ayer su informe técnico en un documento de unas 100 páginas donde convalidan la tesis del suicidio.
En contraposición con ellos, el ex jefe de la Bonaerense, Daniel Salcedo, designado por la querellante Sandra Arroyo Salgado (expesposa de Nisman), presentó sus conclusiones por aparte: insiste en que se trató de un homicidio.
Los cuatro peritos de la División Homicidios de la PFA que analizaron los rastros y pruebas levantadas en el departamento dieron concluida su labor ayer a las 13 cuando entregaron su informe en la Fiscalía Criminal 45.
Luis Olavarría, perito designado por la defensa de informático Diego Lagomarsino, rubricó el documento y le añadió un anexo de una veintena de páginas con sus propias observaciones sobre las manchas hemáticas encontradas.
Nisman, según el escrito de esos cinco de los seis peritos incorporado a la causa, se encontraba de pie, frente al espejo y sólo dentro del baño donde fue hallado muerto en la noche del 18 de enero.
El informe pericial hace hincapié en la proyección de la mancha de sangre hallada en la bacha del baño que, según dejan sentado, no aparecería allí si Nisman hubiera estado con una rodilla en tierra, como afirmó el perito de la querella.
Ambos informes, el mayoritario y el de la querella coinciden en un punto: la pistola Bersa calibre 22 estaba tomada con dos manos, lo que explicaría la proyección hemática.
Pero a diferencia de Salcedo, quien habla de la mano de Nisman ‘acompañada‘ por la de un tercero, los expertos de Homicidios de la PFA junto a Olavarría dan por cierto que el fiscal tomó el arma con sus dos manos, en un gesto habitual en algunos suicidas para darle firmeza antes del disparo. Télam
