El Gobierno se movió ayer al rit­mo de la protesta de efectivos de
la Prefectura y Gendarmería y, en menos de 24 horas, dio marcha atrás con el recorte de suel­dos, responsabilizó a autoridades de la Institución naval por la mala liquidación y apeló a la teoría conspirativa como causa principal de la protesta.

Cada paso dado por el Ejecutivofue rápidamente desmentido por los manifestantes que, con el correr de las horas, iban sumando adeptos de otras Fuerzas mien­tras ratificaban su protesta, su
derecho a reclamar y negaban todo intento desestabilizador.

En tanto, la Casa Rosada fue unhervidero de reuniones, la presi­denta Cristina Fernández per­maneció toda la jornada en Oli­vos y se dejó trascender que fue informada en forma permanente del conflicto.

La jefa del Estado sólo se mostró en público pasadas las 19 cuando llegó a la Casa de Gobierno, una hora más tarde de lo previsto, para recibir a su par del Líbano, Michel Suleimán.

La mandataria, que usa habi­tualmente el helicóptero, llegó a la Rosada por tierra para evitar el aterrizaje en el helipuerto ubi­cado a pocos metros de la sede de la Prefectura e ingresó por Hipó­lito Irigoyen y no por la explana­da que da a la calle Rivadavia.

En el edificio gubernamental, embanderado para recibir al Presidente del Líbano, se vieron caras de preocupación durante
toda la jornada y los pocos que seanimaron a hacer comentarios
adjudicaron al hombre fuerte en el ministerio de Economía, el vi­ceministro Axel Kicillof, toda la responsabilidad por la situación
generada.

Mientras la protesta se multiplicaba, el jefe Gabinete, Juan Ma­nuel Abal Medina, salió en una conferencia de prensa que no permitió preguntas. Allí adelan­tó entonces que en las dos Fuer­zas se abonarán los mismos sala­rios que el mes pasado y en la Institución naval se pagará , por única vez, una compensación a los que cobren menos de 12.500 pesos.