“Estoy bien, tranquila, relajada. Descansando lo que puedo. Lo único es que mis pulmones no me dejan en paz, estoy tosiendo sin parar. Ya se me pasará”, suena la pacífica voz al otro lado del teléfono, con un inglés impecable. Es la de una mujer que hace apenas unos días realizó una hazaña inédita: la corredora y escaladora alemana Sunny Stroeer se convirtió en la primera mujer en alcanzar la cima del Aconcagua en una prueba de resistencia y por su ruta más difícil.
La atleta de 32 años alcanzó el sábado los 6.960,8 metros de la montaña más alta de toda América por la llamada “Ruta 360°” en un tiempo insólito: 47 horas y media. Así, en su primer intento consiguió lo que ninguna otra mujer había logrado hasta la actualidad.
“Tengo una emoción enorme. Fue algo que planifiqué durante muchos meses y, pese a los imprevistos esperables, resultó una experiencia mucho más linda de lo que había imaginado”, relató Stroeer, en una charla telefónica, desde un hotel cercano al aeropuerto de Santiago de Chile.
La aventura de esta ciudadana alemana residente en Colorado, EEUU, significó el resultado de semanas y semanas de preparación y la logró ubicar en un grupo de élite entre los atletas de alta resistencia. Hasta el momento, solo la brasileña Fernanda Maciel y la ecuatoriana Daniela Sandoval habían sido las únicas en llegar a la cima del Aconcagua en una prueba de resistencia. Así y todo, ambas lo hicieron por la ruta normal (de unos 70 kilómetros de recorrido) y después de tres y dos intentos respectivamente. Stroeer alcanzó la cima en un recorrido de unos 104 kilómetros y en el primer intento de su vida.
“Es un orgullo haber sido la primera mujer en realizar la ruta de los 360 grados. Espero que mi caso sirva para demostrarles a muchas otras mujeres que nada es imposible para nosotras. Que con esfuerzo y dedicación, podemos lograr lo que nos propongamos”, dijo Stroeer, entre algunas toses que interrumpieron su discurso.
La génesis de su aventura surgió hace un año, cuando la alemana visitó el Aconcagua en una expedición íntegramente formada por mujeres. “Al regresar de allí, me di cuenta de que hacer la ruta más difícil podía representar un gran desafío para mí. Es un lugar hermoso en el que se respira un aire especial”, advirtió.
Así, durante meses llevó a cabo la planificación junto a Libby Sauter, una alpinista estadounidense que está convertida en una estrella de la especialidad en su país.
Las dos amigas arribaron a inicios de la semana pasada a la Argentina. Después de comer asado todos los días, decidieron que el jueves por la mañana se iniciaría la expedición.
Sin embargo, aparecieron los primeros contratiempos: “A un día de empezar, Libby tuvo que bajarse de la escalada y regresar a su país rápido por unos asuntos personales. Ahí me preocupé un poco. Tener que hacerlo sola era algo que no estaba en mi mente. Cuando estás acompañado por alguien al que quieres de manera genuina, sentís una seguridad especial. Difícil de explicar”, dijo.
Y continuó: “Pero había estudiado mucho sobre el Aconcagua y ya estaba ahí. No había tiempo para mirar atrás. Era algo que tenía que hacer y que me sentía segura para lograrlo”.
Stroeer planificó iniciar la combinación de carrera y escalada a las 7:30 de la mañana del jueves. Su plan inicial era alcanzar la cima en menos de 48 horas. De acuerdo a sus cálculos, se podría lograr en unas 40 a 48 horas de escalada.
El factor del tiempo era vital. Era importante llegar a la cima antes de las tres de la tarde del día siguiente, ya que el descenso a oscuras y con un frío extremo, podrían poner en serio riesgo su supervivencia.
Un error burocrático empezó a complicar el panorama: “Cuando llegué al control de Punta de Vacas, no me dejaban continuar con el recorrido porque, aparentemente, no tenía el permiso completo para hacerlo. Debido a un error entre la empresa argentina que me patrocinó el viaje y el Gobierno local, me tuvieron retenida allí unas tres horas. Me puse bastante nerviosa porque se me podía complicar toda la planificación respecto a los tiempos”.
Una vez que se destrabó el problema, gracias a un permiso temporario, la alemana de 32 años tuvo que acelerar el paso, pero siempre con el cuidado suficiente como para guardar energía para el momento del descenso.
La etapa más difícil en la aventura apareció en el tramo final de la escalada. “Después de abandonar el campamento 3, sentía que el cuerpo ya no me respondía. Tenía un nivel de cansancio extremo y, si bien eran apenas 900 metros, sentía que no iba a poder lograrlo”.
“En ese momento, me puse a pensar qué estaba haciendo ahí arriba, qué necesidad tenía de poner mi vida en semejante riesgo. Me decía que no había motivo para arriesgar mi vida de tal manera solo para demostrarme que podía hacer algo así”, contó.
La ayuda de la tecnología terminó por cumplir un papel primordial en el éxito de la aventura. “Después de esas dudas, tomé mi teléfono satelital y le escribí un mensaje de texto a mi novio, Paul Gagner, que estaba en Colorado (EEUU), donde vive. Él me empezó a dar mensajes de aliento, a decirme que me tranquilizara y que podía lograrlo. Me decía que confiara en mis capacidades. Fue el estímulo que necesitaba para lograrlo”, explicó.
Mientras Sunny alcanzaba la cima, su novio se encargó de publicar una foto vieja de ambos en una red social y relatar lo sucedido: “Mientras yo escribo esto, ella se encuentra a 15.700 pies de altura, en la oscuridad del Aconcagua, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar la cima en la ruta de 360° de un solo intento”.
Stroeer llegó a la cima del Aconcagua cerca de las tres de la tarde. Justo en el horario límite que se había impuesto. Al arribar, Julián Kusi, un amigo escalador colombiano que estaba ayudando a subir a una comitiva de turistas, le sacó una foto. Ella expuso como prueba un folleto de cuidado ambiental que le habían entregado al comienzo de la expedición y tuvo poco tiempo para disfrutar.
“Fue un momento de emoción muy único. Hay sensaciones que me las quedo para mí, que solo en esa soledad cobran sentido”, describió.
La aventura completa le demandó a Sunny Stroeer unas 47 horas y 30 minutos, “con las tres horas que perdí con el permiso incluidas”. Recibió las felicitaciones de toda la comunidad de los corredores de alta resistencia (denominados Ultra Runners) y ya puso la cabeza en su próximo objetivo.
“Así, descansé un día y ya me vine en avión desde Mendoza a Chile. Mi objetivo es correr el próximo fin de semana alrededor de las montañas del Parque Nacional Torres del Paine. Según mis cálculos, el Circuito O que quiero hacer serían unos 100 kilómetros de un solo intento, sin detenerme”.
Y así pasó el récord, así pasó la nueva hazaña y así nacen los nuevos retos para esta corredora de alta resistencia que asegura no seguir ninguna dieta alimenticia especial y que cada año se reparte seis meses en Colorado y otros seis meses viajando por el mundo.
La misma Sunny Stroeer que en 2011, cuando terminó su doctorado en Administración de Empresas, decidió apostar a la escalada y a las carreras como un desafío personal, pudo cumplir el sueño de llegar en velocidad a la cima del Aconcagua por una ruta nunca antes realizada por una mujer. Su próxima gran meta es completar el circuito Hayduke, un recorrido a través del Cañón del Colorado, que cruza cuatro parques nacionales, une los estados de Utah y Arizona y contempla una distancia nada menos que de 1.300 kilómetros.