El comandante general Orlando Livio Caballero, director de Criminalística de la Gendarmería Nacional y uno de los responsables del peritaje de la fuerza para sostener que Alberto Nisman fue asesinado, murió hace unos días en el Hospital Militar tras casi un mes de internación por coronavirus y otras complicaciones. También, con menos exposición pública, fue clave en la causa Nahir Galarza, la joven que asesinó a su novio en la provincia de Entre Ríos.
Caballero había nacido en Iglesia, provincia de San Juan, y su expertis en la materia lo ubicó en uno de los lugares más importantes dentro de esta Fuerza. Tenía 61 años, era hincha de Racing. Trabajaba en el edificio Centinela en Capital Federal y a principios del 2020 había pasado a retiro. Su madre murió hace unos años en San Juan y le quedaba un hermano residiendo en la provincia. Su mujer e hijos vivían en Pasos de los Libres, en Corrientes.
Caballero fue quien dirigió junto a Alejandro Piñeiro las pericias que se realizaron junto a otros 27 peritos por la muerte del fiscal Alberto Nisman. Debía dar explicaciones sobre la investigación a la Justicia. El comandante mayor fue, además, protagonista del documental del director británico Justin Webter, Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía.
En la producción audiovisual, contó frente a cámara como fueron aquellos días de investigación. En su testimonio, dijo que hubo al menos dos personas que golpearon a Nisman, lo drogaron con ketamina, y que luego lo cargaron hasta el baño donde le dispararon.
"Me di cuenta que estábamos ante un hecho muy complejo, lo primero que solicitamos fue un plazo de 3 meses para poder interiorizarnos y nos instalamos en una sala especial a estudiar el material" relató en el documental. Y agregó: "Utilizamos a un actor con la misma talla, las mismas características físicas que tenía en ese momento el cadáver, e hicimos todas las pruebas para ver si se correspondía con nuestra hipótesis".