"Lamentablemente volvió el dedito acusador, la canchereada. El kirchnerismo no cambió".
Hijo de uno de los empresarios más poderosos que tuvo Argentina y dueño de una brillante gestión deportiva, Mauricio Macri labró una meteórica carrera política que coronó en 2015 al poner fin a doce años de kirchnerismo en la Casa Rosada, donde quiere permanecer tras un mandato con luces y sombras.
Macri quedó segundo en las primarias de agosto al obtener el 32,66% de los sufragios por detrás del peronista Alberto Fernández (47,01%). Admite que le cuesta "asumir" sus 60 años, prefiere decir que tiene "36 como ingeniero" civil, pero asegura que está dispuesto a seguir trabajando por su país, del que dice estar "enamorado".
Nacido en la ciudad bonaerense de Tandil el 8 de febrero de 1959, Macri debe su fama inicial y su fortuna al imperio fundado por su padre, el italiano Franco Macri, en cuyas empresas hizo carrera y gracias al cual conoció, entre otros, a un ascendente Donald Trump.
En 1991 atravesó la experiencia traumática de estar secuestrado durante dos semanas y fue liberado tras un millonario rescate pagado por su padre, con quien muchas veces no tuvo una buena relación.
"Mauricio tiene la mente de un presidente, pero no el corazón", dijo el fallecido Franco en una entrevista en 2014, cuando el italiano no tenía reparos en apoyar públicamente a un kirchnerismo frente al cual su hijo se paraba como uno de sus principales opositores.
Pero mucho antes de desembarcar en la política, Mauricio destacó como dirigente deportivo. En 1995 fue elegido presidente de Boca Juniors. Del césped se catapultó a la arena política en 2003, cuando fundó Compromiso para el Cambio, una fuerza de centro-derecha por la que ese mismo año se postuló sin suerte para el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y de la que nacería Propuesta Republicana (Pro), partido que aún lidera y con el que en 2005 logró una banca de diputado nacional.
Dos años después fue elegido jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y reelegido en 2011. Macri accedió a la Presidencia argentina a finales de 2015. Su gestión estuvo marcada por el fin a las restricciones cambiarias, por impulsar un blanqueo de capitales y una reforma tributaria. Pero la segunda mitad de su mandato se vio signada por una crisis con recesión y alta inflación que le obligó a pedir socorro al Fondo Monetario Internacional.
Con este escenario complejo, Macri aspira a quedarse otros cuatro años en la Casa Rosada, prometiendo profundizar el "modelo de cambio" que propone y advirtiendo sobre las consecuencias de "volver al pasado" si el kirchnerismo retorna al poder de la mano de Alberto Fernández.
Mientras, sus opositores le echan en cara el "fracaso" de su modelo, los penosos índices de pobreza, las inversiones que nunca llegaron, y la inflación que no logró bajar.