El 22 de febrero de 2012, Marcos Córdoba conducía una formación del ferrocarril Sarmiento abarrotada de pasajeros. Nada diferente de lo que ocurría a diario. Pero esa mañana, en la estación Once, el tren Chapa 16 no frenó y a las 8.33 se estrelló contra el paragolpes de contención del andén 2. Hubo 51 muertos, incluida una mujer embarazada, y 789 heridos. El maquinista afirmó que los frenos no funcionaron. Pero en el juicio oral, el Tribunal consideró que ingresó a la estación a demasiada velocidad y que aplicó tarde el sistema de detención. La Cámara ahora confirmó para él una pena de 3 años y 3 meses de prisión. Y poco antes de las 10 de la mañana de este viernes, Córdoba se entregó a la Justicia para cumplir su condena.
En la mañana de este viernes, acompañado por su abogada, el maquinista Marcos Cordoba se entregó ante el Tribunal Oral Federal N° 2, en los Tribunales de Comodoro Py.
Córdoba fue introducido en el mundo ferroviario en el año 2008 por su padrastro, Marcos “Chicho” Blázquez, también maquinista de la línea Sarmiento. Después de la tragedia, se refugió en la casa de él y su madre Elizabeth en Paso del Rey.
En julio de este año, Córdoba habló sobre aquel 22 de febrero en el programa de TV Animales Sueltos: "Ese día me levanté, hice mi trayecto normal y cuando voy llegando a la estación de Once, a 1.200 metros aproximadamente, empiezo a aplicar los frenos, y cuando veo que no frena, ahí hago la aplicación de emergencia, que es el freno total del tren. Al ver que no frena, atino a aferrarme de la manija del tren y esperar el impacto". Y sostuvo: "Si no era yo hubiera pasado con otro".
Durante el juicio, la estrategia de la defensa de los funcionarios acusados por la tragedia fue responsabilizar al maquinista. Pero el Tribunal entendió que hubo toda una trama de corrupción y complicidad entre la empresa TBA, que operaba la línea Sarmiento, y los funcionarios del Gobierno nacional que debían controlarla.
Ante el Tribunal, Córdoba se defendió: "Yo no estaba borracho ni drogado, había dormido". "Me solidarizo con los familiares, les pido que crean en mí, les pido que me crean. Yo frené ese tren. Hice todo lo que estuvo a mi alcance".
Durante el juicio oral, el maquinista también aseguró que en "ningún momento" tuvo una falla en el recorrido. Pero que sí hubo problemas en la llegada al andén de Once. Dijo que ahí aplicó "el freno" pero que no sintió la válvula. "Lo volví a hacer, no volví a sentirla, y pedí el freno de emergencia y esperé el impacto", declaró. También dijo que a "último momento" levantó la cabeza y que "se golpeó".
En diciembre de 2016, el Tribunal Oral Federal N° 2 lo condenó a 3 años y 6 meses de prisión por ser parte responsable del delito de estrago culposo. Una pena ahora reducida a 3 años y 3 meses por la Cámara.
En los fundamentos del fallo, el Tribunal explicó que Córdoba "violó reglas de la buena conducción ferroviaria al superar los límites de velocidad máxima establecidos para el recorrido e ingreso a la estación terminal, al disponer la anulación del freno de emergencia conocido como de hombre muerto y al aplicar en forma tardía – y sin los recaudos que ameritaba- un sistema de detención que se presentaba con el fenómeno de freno largo. A través de esos incumplimientos incrementó el riesgo propio de la actividad ferroviaria por encima del permitido, peligro que finalmente se concretó en el resultado causado".
En una entrevista que le dio a Tiempo Argentino, después del fallo de 2015, Córdoba dijo que recién tomó conciencia de la magnitud de lo ocurrido cuando, tres días después fue a declarar ante la Justicia. Y relató: "Jamás se me van a borrar los gritos de la gente y los estallidos cuando cortaban los fierros". Después, sólo recuerda que lo sacaron los Bomberos.