Mafalda, la protagonista de la tira cómica argentina más internacional, regresó ayer en forma de escultura al lugar en el que estaban ambientadas sus aventuras, el mítico barrio de San Telmo, en la ciudad de Buenos Aires.
A escasos metros del portal de la calle Chile en el que vivía su creador, Joaquín Salvador Lavado, "Quino", una estatua de 80 centímetros permanece sentada en un banco blanco en homenaje al dibujante y con la intención de impulsar todavía más el interés turístico de la zona. Aunque como explicó el creador de la escultura, Pablo Irrgang, existía el "mito urbano" de que ése era el barrio de Mafalda, pero no había ningún elemento externo que hiciera referencia a ello.
La idea de identificar de alguna manera la "casa del mito", surgió hace cuatro años en un página de fans de internet, en la que proponían colocar una placa de identificación junto al portal, propuesta que se convirtió en un proyecto formal del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Con la intención de homenajear a "Quino", propusieron a Irrgang que diera vida tridimensional a aquella niña fanática de los Beatles, que aborrecía la sopa y que anhelaba la paz mundial.
La idea inicial se refería a una figura a mayor escala, pero al escultor, Mafalda le producía una idea de proximidad, por lo que optó por una estatua "humanizada", en un tamaño más parecido al que sería el de una niña de su edad. Aunque teme posibles actos de vandalismo que dañen la escultura, el creador confía en que "despierte los mejores sentimientos y no los peores". "Quino", el gran homenajeado de la ceremonia, se mostró emocionado cuando se descubrió la pequeña escultura de Mafalda, con vestido verde y su inconfundible cabellera. Su autor se sentó junto a ella y le acarició su cabeza, mientras sus admiradores tomaban fotos con cámaras y celulares.
Poco después se descubrió una placa en la entrada del edificio de la calle Chile 371, con un dibujito de la precoz niña y la frase "Aquí vivió Mafalda", justo donde hace más de 40 años, Quino creó a todos los personajes de la tira, sus padres, Guille, Manolito, Libertad, Felipe, y Susanita. "El edificio está igual, la verdad no ha cambiado nada, pero el barrio era muy distinto. Mucho más barrio, pasaba el tranvía, era más lindo. Mafalda era de este barrio y no sólo Mafalda, el almacén de Don Manolo lo saqué de una panadería cerca, que era del papá de un amigo", contó Quino, un rato antes.
El dibujante, que ha aprovechado el homenaje para hacer una escapada de su vida en Italia, donde reside desde hace años, se mostró orgulloso del reconocimiento, pero confesó que le cuesta "bastante" que se pase a Mafalda a una dimensión tridimensional."Tantas muestra de afecto, de cariño… estoy desgarbado, me han enloquecido. Me emociona mucho. Verme rodeado de todo esto me apabulla muchísimo. Siempre he expresado todo lo que sentido a través del dibujo, a través de la palabra me cuesta más", señaló Quino.
Para el cierre del acto, el genial dibujante deslizó su impresión por "dejarla así solita en la esquina" a su Mafalda.
Ahora, todo el que pase por calle Chile, en su cruce con Defensa podrán sentarse y fotografiarse junto a la niña, cuyas andanzas fueron traducidas a más de treinta idiomas y que, varias décadas después, todavía siguen vigentes.

