En Morón. Macri visitó un comedor de Morón que recibió ropa y mercadería recuperada por el Gobierno de contenedores que provienen del contrabando.

 

No había pasado una hora de los piedrazos, las bombas, la represión con balas de goma y gases lacrimógenos frente al Congreso cuando el presidente Mauricio Macri llamó a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desde la quinta de Olivos para interiorizarse sobre la gravedad y las perspectivas de la violencia que rodeaba el inicio del debate por el Presupuesto en la Cámara de Diputados.

 

No por previsibles -tanto en el Gobierno como referentes de organizaciones sociales estimaban que habría incidentes- los hechos dejaron de provocar inquietud en la Casa Rosada. "Mantener la calma y garantizar que el Congreso funcione", fue la primera conclusión que dejó la charla entre el presidente y la funcionaria. En ese momento la sesión pasaba a un cuarto intermedio y luego arrancaba una discusión sobre su continuidad.

 

El operativo en las afueras del palacio legislativo depende de la jefatura de Gobierno porteña, con la Policía de la Ciudad. Nación está a cargo del cuidado del edificio del Congreso con efectivos de la Federal y Prefectura, con refuerzos preparados para intervenir en la calle sólo en el caso que lo pida la fuerza conducida por Martín Ocampo -ministro de Seguridad de Capital-, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta o por una decisión del Presidente.

 

"Son los mismos grupos de siempre, que después no se hacen cargo y dicen que no son violentos, son los que intentan perturbar la democracia y al Gobierno, y parar el Congreso", dijo Bullrich.