Mauricio Macri no hizo ninguna referencia al quinto paro general que hoy realizó la CGT, durante el discurso que realizó en Campo de Mayo para recordar al Día del Ejército. Se refirió a los salarios de las Fuerzas Armadas, al blanqueo que el Gobierno se vio obligado a realizar en los últimos años, los aumentos salariales, las décadas de abandono presupuestario y simbólico que sufrieron el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, pero evitó cualquier mención a la medida de fuerza protagonizada por las distintas fracciones que dividen al movimiento obrero.

 

Temprano, el Ministerio de Economía se ocupó de realizar un cálculo sobre la pérdida en millones de pesos y en porcentaje del PBI, total y por sector, a raíz de la medida de fuerza. Según esa estimación, la Argentina perdió hoy $ 40.507 millones, un total de 0.22% total del PBI nacional, con gran diferencia entre los distintos sectores.

 

En el campo no hubo paro, tampoco en el área de electricidad, gas y agua. Sin embargo, según ese cálculo oficial, en el ámbito de la industria, 15.3% de la economía, se perdieron  $ 8.167 millones, en el sector comercio, que representa el 15.1% de la economía, se perdieron 6.935 millones de pesos, o los 2.996 millones que se perdió en la construcción, el 4% de Producto nacional, por mencionar algunos de los números que se difundieron a través de la cartera de la Economía.

 

El Presidente sorprendió con su nula referencia a la medida fuerza lo que, definitivamente, molestó especialmente a los sindicalistas que estaban esperando su discurso para contestarle en la conferencia de prensa que realizarían inmediatamente después, apenas concluyó su discurso.

 

A diferencia del presidente, en una evidente estrategia de medios,  Patricia Bullrich picó en punta al describir el operativo que se estaba preparando para evitar el corte de los accesos a la Capital Federal. "Paros con piquetes son poco democráticos", dijo.

 

Después, la ministra de Seguridad se abocó a desplegar las fuerzas de seguridad con "alta eficiencia", según fue evaluado dentro la Casa Rosada, impactado por el interés que la "supervalla"  tuvo en la opinión pública, que pudo observar cómo se desplegaba y volvía a replegarse, en forma automática.

 

Bullrich preparó un breve informe para el Presidente explicando que los intentos de cortar Acceso Oeste, Panamaricana y el Puente Pueyrredón fracasaron, y solo estuvo cortada una mano y media del Puente La Noria, donde los efectivos de seguridad fueron sorprendidos por una movilización más numerosa a la habitual.

 

En la evaluación que realizó Seguridad se detalló que lo que sucedió en ese y en el Puente Pueyrredón fue una quema de neumáticos de camiones inusual, para -supuestamente- "generar imagen de violencia callejera". En este último acceso, la Prefectura habría tomado nota que se lanzó alcohol etílico para producir más fuego, lo que provocó que la fuerza de seguridad se pusiera delante de las cubiertas para evitar que fueran incendiadas, tomando una actitud ofensiva que habría sido el momento de mayor tensión en el área.

 

También el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, se refirió al paro general, resaltando que "cuando hay transporte, la gente va a trabajar, que haya menos gente trabajando es porque no pueden ir a sus lugares de trabajo". El funcionario se quejó de las "prácticas de la patota sindical que aprieta a quienes ir a trabajar, lo que intentaron con los supermercados, pero como están muy articulados en la comunicación con el Ministerio de Seguridad, no lo lograron y hoy están abiertos".

 

El tercer funcionario nacional que hizo declaraciones fue  Dante Sica, quien analizó que se trataba de un paro para influir en la negociación de las listas a diputados, que tienen que cerrar en las próximas semanas. "La CGT había dicho que no había condiciones para hacer un paro hace 15 días, no vemos qué puede haber cambiado en estas dos semanas, cuando ya hay varias paritarias que se están acordando", aguijoneó el ministro de Industria.

 

Para la tarde, se espera un informe completo del Ministerio de Seguridad y una evaluación política que probablemente esté en manos del Ministro Sica. Con una Casa Rosada abierta, aunque con pocos empleados, y la mayoría de los funcionarios trabajando normalmente, el Gobierno se aprestaba a mostrarse apático para bajarle el precio a la protesta que concluirá a la medianoche.