En público, silencio. Esa fue la decisión, al menos por ahora, que el círculo íntimo de Mauricio Macri, encabezado por Marcos Peña, adoptó para el Presidente ante las desafortunadas declaraciones de Juan José Gómez Centurión referidas a los años más oscuros de la Argentina.
 

 

En privado, sin embargo, el jefe de Estado analizó junto a su mesa chica los rebotes y el costo político de los dichos del titular de la Aduana y evaluó pedirle la renuncia, según confiaron altas fuentes del entorno del mandatario. "Cayeron pésimo", aseguraron en referencia a las declaraciones del funcionario, que dudó en torno al número de desaparecidos durante la última dictadura y que negó que haya habido un "plan sistemático genocida" entre 1976 y 1983. "Algo que ya fue cosa juzgada, innecesario", explicó con bronca un ministro que participó del análisis junto al entorno presidencial.
 

El fastidio de la Casa Rosada sobrevoló la reunión de coordinación que Macri tuvo ayer con la vicepresidenta, Gabriela Michetti; el jefe de Gabinete; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui; el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y Ernesto Sanz. Más allá de la bronca, uno de los participantes del encuentro intentó quitarle dramatismo a las repercusiones de las afirmaciones de Gómez Centurión al ciclo de Luis Novaresio en América TV. "Sólo se habló de tarifas", aseveró en alusión al anuncio de horas después del ministro Juan José Aranguren.
 

Macri y su círculo íntimo decidieron apostar por la continuidad del titular de la Aduana por su trabajo al frente dicha área. El tibio pedido de disculpas del funcionario ayudó para calmar las aguas. Pero tanto el Presidente como Peña se mostraron furiosos puertas adentro. En especial este último.

Fuente: Infobae