Entrevista con La Nación +

 

El expresidente Mauricio Macri dio una extensa en La Nación + donde se lo notó confiado en el futuro de la Argentina pero no reveló las cartas del mazo de candidatos de Juntos para 2023. Se mostró convencido sobre ciertas definiciones políticas respecto del futuro del país e indignado por el rumbo que tomó la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Dijo también que “hay que terminar con los aprietes de Moyano”, que no hay que poner un dólar más en Aerolíneas y anticipa que la economía debe ser el foco que viene.

-La UCR ratificó finalmente su pertenencia en Juntos y los radicales dijeron que quieren ir por un presidente de su partido…

-Es lógico, ¿no? Todos quieren competir, y todos los curas quieren ser Papa. Es la naturaleza humana querer superarse y liderar. Lo importante es saber para qué queremos volver al poder, y que haya consistencia, coherencia, mucho diálogo dentro de la coalición, todas cosas que en el vértigo de 2015 no estuvieron. Fijate que hicimos la alianza con Lilita (Carrió) y Ernesto (Sanz) sobre fines del primer trimestre, y ahí nomás arrancó la campaña, luego la segunda vuelta y a los pocos días asumir. No había entonces, siquiera dentro de la coalición, la convicción profunda de los cambios que necesita la Argentina. Esta vez, la gente sí va a estar reclamando, no como en 2015, que había un mandato de cambio político, y no económico. Ahora aprendimos que hay una crisis muy dura, con mucha gente que la está pasando muy mal, y esto no termina porque estamos en manos de un desgobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que montó este cuento, y nos lleva sin rumbo y sin plan.

-¿Qué cambió concretamente?

-Necesitamos que haya claridad en la coalición de la necesidad de un cambio en serio en lo económico y en lo político. Lo político lo hicimos muy bien entre 2015 y 2019, con la política exterior, la transparencia y la infraestructura, en las comunicaciones y en las libertades; ahora, hay que afinar el lápiz y buscar cambios en lo económico, porque no se puede vivir más con esta inflación. La gente no puede más con esta inflación, porque estamos viajando al cien por cien.

-Gerardo Morales dijo que los radicales no quieren ser el furgón de cola de Juntos…

-Son aspiraciones correctas. Ellos tienen que aportar todas sus capacidades y ser lo más protagonistas que puedan. Creo que para eso existe la PASO y allí la gente podrá elegir entre los radicales, la Coalición (Cívica), el Peronismo Republicano y el PRO, y uno conducirá, y los demás serán parte de un equipo. Es importante siempre quién lidera, no es cosa menor, pero hoy es mucho más importante salir de la simplificación, de los atajos, del facilismo, que esto se arregla creciendo, y frasecitas lindas que ocultan que este sistema está corrompido, lleno de privilegios y de comportamientos mafiosos que son caldo de cultivo para que aumente la pobreza. En algo mafioso, sin reglas, ¿Quién va a invertir? Si nadie invierte, ¿Cómo habrá empleo? Esto es tan fácil y tan difícil como eso.

-¿Cómo se arregla una inflación del 70% anual?

No, no. En la Argentina ya estamos viajando al 100% anual. Esto se arregla yendo por lo básico, que la Argentina no arregla hace décadas, pero que habíamos logrado acomodar hacia 2019, que es no gastar más de lo que ingresa, y no robarle a la gente con impuestos que destruyen el empleo. Entonces, con impuestos responsables, el gobernante tiene que administrarse con eso. ¿Por qué tenemos que convivir con gobernantes que, detrás del cuentito del “Estado presente”, importante, que te va a cuidar, a los únicos que cuidan es a los políticos, a los empresarios y sindicalistas cerca y en la sombra del Estado? Al que labura desde las 8 de la mañana, sin pedirle nada a nadie, siente que le come siempre la inflación, la imprevisión y los impuestos distorsivos.

-¿Cuán decidido está a dar batalla por 2023?

-Hoy estoy muy decidido a defender la República, defender el futuro que nos corresponde, por enfrentar las mafias y de esta gente que se cree dueña de nuestras vidas. No me siento en este momento en busca de aspiraciones personales; me siento, más que nunca, que quiero terminar con esta cosa de los privilegios.

-¿Cuánto le preocupa que el próximo candidato a Presidente de Juntos sea del PRO?

-Hasta ahora, ha liderado el PRO, y creo que, más allá de los esfuerzos del radicalismo, es importante, porque las ideas modernas, disruptivas, abiertas, hasta ahora las hemos liderado desde el PRO. Ojalá ellos pongan candidatos que expresen esas ideas. Pero el Pro tiene muy buenos dirigentes, muy buenos, y hoy han manifestado con claridad absoluta su vocación de ser candidatos Patricia y Horacio, y María Eugenia ha dicho que no lo descarta.

-En la ciudad usted ungió en su momento a uno de los precandidatos..

-Hoy me veo ayudando a todos los dirigentes que concurren a verme, a darles aliento, apoyo, y si me piden un consejo, se los doy. Y les digo esto: no es el fin del mundo si no te eligen. Es el fin del mundo si no armamos un equipo con las ideas correctas, que ayude a dar vuelta la historia definitivamente. Con la destrucción del relato kirchnerista y populista, deben venir 20 años de crecimiento continuo en la Argentina, como tuvimos a principios del siglo pasado. Soy muy optimista porque todo este dolor trae una historia de cambio enorme. Yo les digo que se preparan para competir en las PASO, pero al día siguiente todos debemos ser parte de un equipo, los del PRO, los radicales, la Coalición y los peronistas. Lo importante es poner la Argentina de nuevo en el mundo, ya con estabilidad macroeconómica, recibiendo toda la inversión que el país puede recibir, ya no crédito para financiar déficit, porque hay que acabar el déficit, y creo que en eso ellos tienen que saber competir sanamente.

-¿Tiene algún favorito en particular?

-Creo mucho en los liderazgos que te comenté: Patricia ha hecho una gran tarea como ministra de Seguridad, se ha ganado el respeto porque tiene mucho coraje. Horacio es un tipo que conduce bien, en la Ciudad ha hecho una muy buena gestión, y María Eugenia hizo una pequeña revolución en la provincia que, arrastrada por el tema macro, no reeligió, pero no fue culpa de ella. Le tengo mucha fe al cambio que va a provocar Rogelio Frigerio en Entre Ríos, Nacho Torres en Chubut, y espero un buen candidato en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, donde veo que habrá una muy buena competencia entre Alfredo (Cornejo) si decide quedarse y Omar De Marchi…

-En la provincia se generó en los últimos días mucho ruido a partir de las declaraciones de Joaquín de la Torre y el acuerdo que se gestó con dirigentes de PRO y el radicalismo para que Federico Thea -un hombre de Kicillof- quede al frente del Tribunal de Cuentas. ¿Qué opinión le merece?

-Este era un cargo que había que llenar. No conozco a este Thea, pero todos dicen que no tiene las cualidades para estar en un cargo que, por constitución, es vitalicio. Y me alegro que haya ruido por todo, porque no puede crearse un cargo nuevo más. Lo que ha hecho el kirchnerismo estos 20 años es crear millones de cargos sin tareas.

-Pero acá hubo un acuerdo validado por el PRO y los radicales no es un tema del kirchnerismo…

-Exactamente, pero era para completar… no estoy en el detalle, pero vuelvo en que los ciudadanos tenemos que estar alertas para que no nos sigan robando plata e inventando gasto. Lo importante no es solo no llevarse los bolsos de López, sino dejar de nombrar gente que no tiene tarea, porque es robarnos impuestos. Los impuestos tienen que estar puestos en mejorar rutas, escuelas, en energía, en el gasoducto que estaba licitado pero estos señores suspendieron, y nos está costando miles de millones de dólares porque debemos importar cuando en verdad hubiéramos podido hacerlo antes. Estas cosas son las que tenemos que tener en cuenta para que no nos mientan más, y el pico es esto: que tenemos un Presidente que ha destruido la palabra presidencial, porque dice una cosa a la mañana y otra a la tarde.

-Con el diario del lunes, ¿por qué cree que Juntos perdió la elección presidencial?

-Diría, primero, porque la campaña generó una expectativa demasiado alta, y estamos viviendo en el mundo de las expectativas. Todo vale por las expectativas. Heredamos una Argentina en el tercer subsuelo, y yo prometí un edificio de 50 pisos, mientras iba en el octavo. Vi que ese no era el piso 50, por lo que volvía a la salida. Lamento no haber tenido una narrativa mejor, y eso lo digo como autocrítica. Porque era tan obvio que volver atrás iba a ser este desastre. La inflación en agosto del 2019 iba para el 1,2 o 1,3%; no teníamos más déficit, la infraestructura avanzaba, estábamos adjudicando este gasoducto, abriendo las ofertas para adjudicar, abastecernos y exportar. Y ahora todo eso volvió para atrás: déficit, inflación desbocada, falta de autoabastecimiento. ¿Cómo no haber encontrado las palabras para que todos entendiésemos? Más allá de los pozos que nos comimos, faltaron palabras para explicar que el camino que llevábamos era el correcto. Ahora hay que retomarlo.

-¿El tema de fondo es el rol del estado?

-Lo que está pasando es que tenemos que salir del cuentito de esta gente que nos dice que hay que agrandar el Estado, porque los únicos que se ayudaron son los amigos y familiares de los políticos. La Argentina que viene reclama un cambio profundo en el que se le dé al ciudadano la posibilidad de crecer, sin que el Estado lo aplaste, con posibilidad de llegar a una buena educación pública, a capacitación, con un cambio que incluya a todos.

-En las elecciones presidenciales Alberto Fernández mostró un spot de los niveles de endeudamiento de su gobierno…

-Pero él es el Presidente que más deuda tomó en la historia. Es récord: más de US$30.000 millones por año. Y nos deja el triple de Leliqs, esto que la gente no entiende, pero que es una bomba. Se va a caer esta mentira del endeudamiento. Arrancaron en el 2019, cuando tuvieron éxito en convencer a una cantidad de gente para que no continuásemos, y lo mismo en 2020, pero ya en 2021 se empezó a caer a pedazos. Y se la pasan hablando de la deuda que le dejamos con el Fondo, que vencía a los dos años de ellos asumir, que eran US$19.000 millones y que nunca se iban a pagar si había un plan. O sea, si vos llevabas un plan al Fondo, como efectivamente pasó, aunque es un plan espantoso pero que está harto de hablar con ellos y decidió esperar hasta que venga otro gobierno… entonces, ellos van a dejar US$60.000 millones, y se quejan de US$19.000 a dos años que eran perfectamente refinanciables, y dejan US$60.000 millones, en pesos, ajustados por diferentes maneras, a solo 12 meses. O sea que no son licuables como ellos insinúan, y es impredecible saber cómo se va a manejar.

-¿Cuántos de lo que lo veían fuera de la política lo volvieron a llamar ahora?

-Hubo muchos. Ahora les agradezco que hayan revaluado todo, y les digo que estoy tranquilo donde estoy ayudando, porque yo soy una persona comprometida. Yo no necesito revancha. Estoy seguro que 2015-19 fue el prólogo del cambio, que dimos una vuelta de página en muchos aspectos, como en estas relaciones, porque en mi gobierno nunca nadie te llamó para preguntarte “Che, ¿Qué estás diciendo?”. A ningún periodista, a ningún juez, cada uno actuó en libertad, y apostamos a empoderar a los ciudadanos. Recuperamos transparencia y avanzamos 19 posiciones en el ranking de transparencia que hemos vuelto a perder con este gobierno. Todo lo que hicimos bien, lo vamos a volver a hacer, y lo que no, con lo que aprendimos y mucho más apoyo de la gente, que tiene conciencia, porque habrá un ciudadano que entenderá que hay que hacer un cambio, lo vamos a hacer.

-El Presidente de la Nación habló del nuevo mapa regional, y dijo “No me callo más”. Cuba, Venezuela, Nicaragua, como un eje internacional en el cual la Argentina tiene que ser parte…

-Me parece un mamarracho lo que se hace en política exterior. Entre 2015 y 2019 tuvimos, quizás, la mejor política exterior de nuestra historia; nunca estuvimos tan en el centro, y el ejemplo de todo eso fue, quizás, el G20. Y eso porque transmitimos con claridad y convicción un compromiso por la democracia, los derechos humanos, la lucha contra el terrorismo y el cambio climático. Y estas oscilaciones, como decir que seremos la puerta de entrada de Rusia en la región, que Nicaragua sí, que Venezuela sí, que Venezuela no, nos ha sacado del mapa, y la verdad es que el Presidente ni siquiera sabe la diferencia entre un bloqueo y un embargo. Hoy no hay bloqueos: hay embargos, que es algo que los países tienen derecho a hacer en función de valores que defienden. Hay un embargo sobre Cuba hace décadas, y lo mismo sobre Venezuela, y eso no es un bloqueo… Para resolver los problemas actuales, es importante ser parte del mundo global.

-La relación de los Fernández con la Justicia generaron frases del presidente del estilo “a todos nos avergüenza la Corte Suprema de Justicia”…

-Él ya no representa a todos, y menos representa a una mayoría. Representa a una pequeña minoría que, también dentro de su núcleo, el kirchnerismo, lo discute. Ya no sé a quién representa…

-La Justicia lo condenó con $1,6 millones por la Fiesta en Olivos…

-La verdad es que a todo el mundo le resultó revulsivo todo eso. Porque es imposible pensar en todos los atropellos que se hicieron. Yo desde el primer día dije que me parecía un atropello todo lo que hicieron, que nos encerraran de esa manera, con los pibes todos fuera del colegio. La carta del papá de Solange [la joven enferma de cáncer que no pudo ser atendida] me sigue pegando en la cabeza, y la cantidad de personas que no pudieron despedirse de sus padres, y él con su dedito diciéndole “idiota” a un surfer y yo le pregunto a él: ahora que se mira frente al espejo, ¿Cómo se llama a él mismo? Nos tenía a todos encerrados y daba cátedras de moral. Yo jamás hubiera ido por el lugar que fueron ellos. Hubiera ido por el lado de empoderar al argentino, de respetar la salud de todos, de fijarnos cómo nos administramos, y hacer como hizo Luis Lacalle Pou en Uruguay.

-¿Qué país ve hoy como ejemplo para la Argentina?

-Hay muchos… el viejo ejemplo que todos tomamos, un partir de aguas a partir de los 70, es Australia. Está igual de lejos que nosotros del centro del mundo; tiene más o menos la misma matriz y recursos, o incluso menos, y se abrió al mundo y estableció reglas de juego claras. En los 70 estábamos igual; ellos se fueron para arriba, y nosotros para abajo.

-¿Uruguay?

-De Uruguay realzo el respeto interno. El presidente actual está buscando modernizar, porque Uruguay es muy regulado, y él está intentando desregularlo. Creo que está haciendo una buena gestión y espero que tenga éxito. Pero es difícil salir del status quo. Cuando llega el momento, aparecen temores: ¿si no va bien? ¿si me quedo afuera? Y tenés al populismo…

-¿Habla de los populismos de izquierda y de derecha? Los radicales dijeron que había que tener cuidado con los populismos de derecha, en alusión a Javier Milei…

-El populismo no reconoce de ideologías: es tener un buen presente a costa de destruir tu futuro. Puede ser de derecha también. En la región abunda el de izquierda. Pero lo importante es salirse de la mentira, hacer lo correcto, pero no lo políticamente correcto.

-¿Usted tuvo que decir lo políticamente correcto?, ¿lo dice a modo de autocrítica?

– Yo siempre me he manejado con la verdad. Siempre me han dicho que practico el sincericidio. Eso lo aprendí en mi escuela de Boca. Lo políticamente correcto era ponerlo a Diego Armando Maradona como DT, aunque no estuviera capacitado. Lo correcto para Boca era poner un técnico en condiciones de hacer su tarea. Al final, si es bueno para Boca, tendrá que ser bueno para mí. La pasé un rato largo mal, pero funcionó y yo dije que iba a ir por ahí, aunque en el corto plazo no me entendieran. Ya no estoy más para bancarme ninguna cosa que no ayude a la gente.

-Sergio Urribarri ha sido condenado y sigue como embajador, mientras que la persona que lo investigó está siendo relegada…

-Es una vergüenza. Hay que terminar con esto, con una corporación que se defiende de forma mafiosa. Nadie invierte, con lo cual no vamos a conseguir empleo para los argentinos sin una sociedad transparente. No podemos continuar con los aprietes de Moyano para que una persona pueda operar una flota de camiones. Quiero que quede claro: no es defender a la empresa que tiene cuatro camiones, porque ese costo de lo que cobra de más Moyano y sus socios, lo pagamos todos en los zapatos que te comprás, la comida, porque todo se transporta, y lo pagamos todos. Así un país no funciona. Nadie invierte en un país donde hay 20, 100 o 500 tipos que hacen lo que les canta el traste. En cambio, hay otros países donde, si vos invertís y alguien te saca algo, se va al juez y el juez determina que marche preso o devuelva lo que se robó. Es tan fácil como eso. Por eso la Justicia tiene un rol enorme en esto.

-¿Qué piensa de los empresarios argentinos que se fueron a Uruguay?

-Me dolió mucho. Entiendo las razones, y eso muestra la estupidez de un gobierno, porque no estamos en un mundo aislado, sino globalizado. Nuestros pibes son ciudadanos del mundo debido a esta diabólica maquinita del celular. Todo el mundo compara y mide: ¿Dónde me conviene? Si ves un lugar donde los impuestos no son un robo, y tienen moneda, tienen estabilidad… van e invierten ahí. Por eso tenemos que lograr tener impuestos comparables con los demás países, y no cobrar dos, tres o cinco veces más y que la gente se quede. Al que tiene talento y capital, si no le das condiciones, se va a ir. Y la tarea de un gobernante es generarle empleo a la persona que confía en vos, y no hacerte el lírico, defendiendo ideologías perimidas, ideas que no son contemporáneas.

-¿Qué dice de nuestro país que Marcos Galperin, uno de los principales empresarios argentinos, viva allí?

-Que estamos mal. Y encima, que el Gobierno festejó cuando Marcos anunció que se iba. Porque, justamente, quieren someter a la población, tener a toda la gente dependiendo de un plan. No quieren gente libre que emprenda, que opine, que diga lo que piensa y no gusta.

En los Estados Unidos, el señor Jeff Bezos es un ídolo y toda la gente lo quiere porque genera trabajo. La gente desea ser Jeff Bezos, que le vaya bien y pueda generar esa cantidad de trabajo, y ser protagonista. Pero acá no, expulsamos a nuestros referentes. ¿Quién hace grande un país? No lo hacen los políticos. Lo hacen los ciudadanos que emprenden. Estados Unidos es lo que es porque existió un señor Ford, que inventó un auto y lo vendió al mundo entero. De esos, miles hay que desarrollaron su país. Por supuesto que hubo buenos políticos para generar una buena constitución para no caer en manos de mafias, pero las tuvieron y las debieron enfrentar. Recordemos a Al Capone. Ellos pelearon hasta que lograron un sistema por el cual ciudadanos de todo el mundo quieren ir a vivir ahí.

-¿Cuál es su punto de vista de Aerolíneas Argentinas?

-¿Qué es un avión? Es como un colectivo con alas. Los colectivos no son del Estado, ¿verdad? Los colectivos no son del Estado: hay transportistas, que cobran una tarifa y el Estado los regula. ¿Por qué los aviones tienen que ser del Estado? Y menos para que un señor, que se llama Biró, que es un sindicalista, se repartan US$700 millones al año.

-¿Imagina una privatización de Aerolíneas?

-Lo que sea. Yo no imagino un dólar más destinado a una compañía aérea estatal, cuando hay otros -de los que se reían- que llevaron millones de personas a los mismos lugares, por menores tarifas. Ahora tenés que los señores low cost piden que no les digan a cuánto tienen que vender el pasaje, y Aerolíneas que dice “No, usted no puede vender a menos de esto el pasaje, porque me complica a mí”. ¿Y por qué lo complica? Porque están llenos de privilegios. Creo que los buenos empleados que debe tener Aerolíneas deben pasar vergüenza, porque le cuestan a los argentinos más de 350 escuelas por año, por algo que otra empresa le cuesta cero. Recordemos que el 90% de la gente no vuela en avión. No solo toda la Argentina subsidia algo que no es necesario, sino que nunca estuvo tan conectada la Argentina como durante nuestro gobierno, entre provincias, desde las provincias con el mundo, y más. Si hay un destino que no es comercial, ¿Qué hace un gobierno inteligente? Llama a licitación, y al que le pida menos por cada pasajero que viaja -como lo hizo Juan Carlos Romero en Salta- llamó a licitación y una empresa le garantizó 60% de pasajeros. Puso el avión, y Salta casi nunca puso plata, porque casi siempre viajaba más del 60%. Eso es lo que hay que hacer, y no poner una fábrica de empleo para La Cámpora, que ubican a todos sus amigos y se ponen sueldos enormes.

-¿Hay que subir las retenciones al campo?

-No, ¿Qué va a haber que subir? Basta de retenciones. Eso es un desastre por el gasto público ridículo que tenemos.

-¿Por qué siempre aparecen las mismas recetas?

-Por las mismas cosas: la ineptitud de los gobernantes, de no saberse administrar con lo que tienen. Hoy hemos vuelto a tener empresas públicas que pierden el doble o el triple. A la vez, una cosa ideológica porque no soportan ver gente que es capaz de producir alimentos con su propio trabajo, como son los chacareros.

-¿Por qué cree que el Papa Francisco apoyó tanto a este Gobierno, y recibe de tan buen modo a los kirchneristas?

-No lo entiendo. Me entendí bien con Bergoglio, y nunca pude entender a Francisco. Es algo que me llevo de mi experiencia.

-¿Cuánto le preocupa la provincia de Buenos Aires?

-Mucho. Es donde más daño ha hecho el populismo, con el desmanejo y la connivencia con el narcotráfico, que habíamos hecho retroceder con Patricia.

-¿Hay connivencia de Kicillof con el narcotráfico?

-De toda la política actual. Han suspendido todos los protocolos, las capacitaciones, los programas “Barrios seguros”, los patrullajes en el río Paraná, y todo eso en perjuicio de los más humildes. Pero eso que se perdió lo vamos a hacer de vuelta.

-Hay quienes dicen que la batalla 2023 volverá a mostrarlo a Usted versus Cristina Fernández de Kirchner…

-Yo espero que sean ideas contemporáneas, de futuro versus más de lo mismo. Cuando se estudie bien la historia, estos 20 años han sido muy destructivos estos años. Haber destruido la Argentina, llevando la pobreza a cerca del 50%, con los mejores términos de intercambio de la historia, y la mejor liquidación de “los malos del campo”, ¡Y no les alcanza para contener reservas en el Banco Central! Han expandido el gasto como nunca antes en la Argentina, ¿Y para qué? Para aumentar los privilegios de aquellos que los rodean. Entonces, todo ese daño, llegó el momento de revertirlo. Los argentinos aprendimos, y hay que tener esperanza y transmitirla a los pibes que no se tienen que ir, porque la Argentina que viene la van a disfrutar y mucho. Los necesitamos acá, batallando con nosotros.

Definiciones en un tuit

*Lilita Carrió: “Una luchadora”.

*Cristina Fernández de Kirchner: “Alguien que ha perdido contacto con la realidad”.

*Martín Lousteau: “He tenido largas conversaciones con él; le he dado mi parecer. Para él, el gran desafío es Martín Lousteau”.

*Facundo Manes: “Lo conozco menos. Tiene vocación, tiene que ser capaz de poder armar equipo”.

*Horacio Rodríguez Larreta: “Un trabajador incansable”

*Alberto Fernández: “Ya no representa a todos los argentinos”

Un lugar en el gabinete

-Le propongo el siguiente ejercicio. Le doy una mesa de gabinete, como presidente que fuiste y que dicen que aspira a ser en 2023 tiene que nombrar un ministro de Economía… ¿Quién sería?

-Yo creo que el equipo que terminó gobernando fue un buen equipo. Creo que es muy importante rescatar a toda la tropa abajo, porque el que ya estuvo tiene una ventaja enorme en un Estado tan politizado.

-En Economía tuvo varios cambios en su mandato: arranco con Alfonso Prat-Gay…

-Todos buenos. Pero el que terminó, dije yo. Para mí también Luciano Laspina ha sido el político que más ha crecido este año. Él fue el que puso un cierto equilibrio en el muy mal acuerdo con el Fondo…

-En el caso de Melconian, ¿Cuál es su punto de vista?

-A Melco, bueno, todos lo conocemos, así que siempre está por entrar a la cancha. A mí me gustaría algún día verlo de ministro de Economía. Tiene mucha vocación.

-¿Qué siente usted ante las críticas que recibió Marcos Peña por su rol como jefe de Gabinete?

-Ya se escucha menos. Creo que cada vez se va a valorar más lo que hizo. Las muy buenas cosas que se hicieron, por empezar, en la política exterior, tuvieron mucho que ver con él. Lo que más se le cuestiona, lo económico, no. Hoy hay muchos argentinos que en ese momento no nos votaron y que hoy estarían contentos de volver a agosto de 2019.