El gobierno de Mauricio Macri cumplió su primer año de gestión, marcado por giros en la economía y por la búsqueda de equilibrio ante Congreso de la Nación y frente a gobernadores de diferente color político, lo que consiguió a veces, además de realizar un giro total en su política exterior.
El temor del jefe de Estado de tener una Presidencia condicionada por un superministro de Economía lo llevó al otro extremo, descentralizando la obra pública, la infraestructura y el transporte en otros ministerios. En tanto, la administración de Cambiemos logró una tarea que hasta días antes de la asunción de Macri muchos consideraban imposible: levantó el cepo cambiario en una semana, retomó las negociaciones con los holdouts y le puso fin al default en tiempo récord.
No obstante, sobre el final del año, se topó con una cerrada oposición peronista que, con el apoyo de otros bloques antimacristas, logró archivar el proyecto de reforma política y rechazó, para aprobar un proyecto propio, el texto oficial sobre modificación del Impuesto a las Ganancias.
La herencia kirchnerista fue el argumento por demás utilizado por el Presidente y el gabinete nacional, para desligarse de decisiones polémicas como el tarifazo y su marcha atrás, o los despidos en el Estado. Respecto de su política exterior, la actitud de la Casa Rosada fue descongelar la relación bilateral con Estados Unidos, alejarse de Venezuela, y buscar sellar nuevos acuerdos comerciales.
La necesidad de restablecer vínculos con los organismos financieros internacionales y con los países del Primer Mundo, en tren de conseguir las preciadas inversiones, llevaron a Macri a recomponer la relación con el FMI y acercarse a Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, China, Rusia y los países árabes.
En materia judicial, un año no parecen sólo doce meses: mientras Cristina Fernández y sus funcionarios lidian con sus males en tribunales, Macri sufre sus propios pesares, con una causa abierta por las empresas off shore de su padre, una vicepresidenta imputada y una aliada clave que fogonea con denuncias contra sus funcionarios y amigos.
Lo cierto es que la alianza oficialista Cambiemos logró cumplir su primer año en el poder con algunos altibajos, como consecuencia del escaso camino recorrido en conjunto previo al triunfo de Mauricio Macri, y ya comienza a trazar los primeros objetivos de cara al desafío electoral de 2017.
Por su parte, el peronismo procesó la derrota electoral de la peor manera, volviéndose incapaz de encontrar una síntesis para desandar el revés en las urnas. Además, fue desintegrándose en distintas formaciones y abrió su propia "grieta" entre pejotistas y kirchneristas, en un debate que necesita saldar cuanto antes si proyecta una actuación decorosa para 2017.
Macri como presidente marcó una ruptura en lo que fue el principal eje de la política de comunicación de su antecesora, Cristina Fernández, ya que pasó de las casi diarias cadenas nacionales a la prácticamente nula aparición de discursos presidenciales en los canales de televisión abierta, a cambio de fuerte presencia en las redes sociales digitales. El bloque de Cambiemos de la Cámara Alta necesitó del poderoso bloque del PJ-FPV para hacer progresar en el Senado las leyes de su interés, que al principio de su gestión lo logró sin sobresaltos. Pero la agudización del problema social, el supuesto incumplimiento a gobernadores peronistas y la llegada de fin de año, que adelanta el inicio de un 2017 electoral, hizo que en el último mes viera naufragar algunos de sus deseos y que a futuro tenga un panorama complejo en materia legislativa.
Sube
"Argentina está en una transición, que la está sacando barata, porque cada vez que Argentina hizo un cambio fue con crisis y esta vez está haciendo un viraje sin crisis profunda", dijo a Efe el economista Martín Polo. El experto es optimista y cree que habrá crecimiento en 2017.
Baja
"El crecimiento" económico finalmente no llegó en el segundo semestre del año. "La sociedad estaba esperando los brotes del segundo semestre y ya estamos en diciembre y no llegaron. Entonces esto ha traído malhumor social", dijo el analista político Jorge Arias.