Salida. Tras comparecer en tribunales, De Vido debió salir en auto para no ser interpelado por los familiares de las víctimas de Once.

 

El exministro kirchnerista de Planificación y diputado nacional, Julio De Vido, empezó ayer a ser juzgado por su presunta responsabilidad en la tragedia ferroviaria de Once, que en 2012 causó 52 muertos.

Con gestos de incomodidad y nerviosismo -acariciándose la barba, restregándose los ojos, mirando el celular y el reloj- el exhombre fuerte de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner comparecía en la audiencia ante el Tribunal Oral Federal 4 (TOF4). Sentado en el banquillo de los acusados, junto a sus abogados defensores, Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiro, De Vido escuchaba la lectura del requerimiento de elevación a juicio oral que en su momento había hecho el fiscal federal Ramiro González.

Había llegado a los tribunales de Comodoro Py, en la ciudad de Buenos Aires, poco antes de las 9.30 horas, a bordo del lujoso Mercedes Benz que conducía Rusconi, quien tuvo de clientes al expresidente Carlos Menem, al detenido Lázaro Báez y a Diego Lagomarsino.

Los jueces del tribunal, Pablo Bertuzzi, Néstor Costabel y Gabriela López Iñíguez, encabezaban la audiencia en la que también empezó a ser juzgado el exsubordinado de De Vido, Gustavo Simeonoff, exjefe de la Unidad de Renegociación y Análisis de Contratos de Servicios Públicos.

Apenas iniciado el juicio, la defensa de De Vido hizo circular un comunicado en el que insistió con que la culpa del siniestro fue del maquinista de la formación, Marcos Córdoba.

"Afirmamos nuestra sorpresa al verificar la insostenibilidad fáctica y normativa de la imputación", sostuvieron los abogados, en un comunicado que difundieron poco después del inicio de la audiencia.

Los letrados advirtieron sobre un "escenario de ciencia ficción" para sostener que "desde los más altos niveles de gestión adminstrativa se podría controlar todas y cada una de las formaciones antes de su salida".

Durante toda la audiencia, De Vido estuvo sentado al lado de sus flamantes abogados, Maximiliano Rusconi y Gabriel Palmeiras, y nunca miró hacia atrás, donde estaban sentados los familiares de las víctimas.

Fuente: Télam