Al conseguir más del 50 por ciento de los votos en todo el país, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se consolidó en la única líder del Partido Justicialista (PJ), mientras que el peronismo disidente quedó desmembrado y se podría generar un retorno al oficialismo de algunos y una diáspora en otros.
Entre los candidatos del peronismo opositor, sólo lograron hacer pie en sus respectivos ‘territorios‘ el gobernador de San Luis y candidato presidencial de Compromiso Federal, Alberto Rodríguez Saá, al ser la única provincia en la que perdió la actual jefa de Estado.
Mientras que el diputado Francisco De Narváez retuvo los votos logrados en las primarias y se impuso como segunda fuerza en la Provincia de Buenos Aires. En el peronismo disidente, uno de los más heridos de esta elección fue el ex presidente Eduardo Duhalde, quien descendió a la mitad de los votos que obtuvo el pasado 14 de agosto en las primarias.
En tanto, el kirchnerismo -o “crisnerismo”, como comenzaron a llamarle los jóvenes de La Cámpora que pretenden transformarse en la primera guardia de defensa de la Presidenta- deberá enfrentar el dilema de la sucesión con varios de los gobernadores del PJ que resultaron electos con amplia mayoría en sus respectivos distritos.
‘El problema será interno‘, admitieron dirigentes del kirchnerismo a la agencia de noticias DyN, al mencionar las reelecciones obtenidas por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli -en el mayor distrito del país ganó por casi el 57 por ciento de los votos- y de los mandatarios de Salta, Juan Manuel Urtubey; del Chaco, Jorge Capitanich; de San Juan, José Luis Gioja; y de Córdoba, José Manuel De la Sota que ya se anotaron para la sucesión presidencial en 2015.
Las elecciones también sumarán nuevos actores en el PJ que lograron recuperar para el peronismo distritos clave como Mendoza, una provincia de tradición radical que en la que ganó el candidato kirchnerista Francisco Paco Pérez, uno de los mencionados especialmente por la Presidenta en su discurso triunfal.
El vicepresidente Amado Boudou será un hombre clave en el nuevo esquema de poder “crisnerista”, y tal vez por eso, a él la Presidenta también le dedicó un párrafo especial en su discurso al anunciar los resultados: ‘ganamos los diputados por la Ciudad de Buenos Aires Boudou, muy buen trabajo‘, deslizó. En territorio bonaerense Scioli deberá convivir con el armado kirchnerista en la Legislatura y en las bancas del Congreso nacional, donde la Presidenta impuso a la mayoría de los nombres, muchos de ellos jóvenes de La Cámpora.
Las bancas ganadas por el oficialismo implicarán cambios obligados en los gabinetes nacional y provincial y también se abrirá el debate por la sucesión en la central sindical. En el búnker de la presidenta se acercaron ayer dirigentes cercanos al actual líder de la CGT, Hugo Moyano como el jefe de los judiciales, Julio Piumato y su hijo menor, Facundo Moyano, pero también algunos independientes como José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) y Andrés Rodríguez (UPCN), que impulsan una sucesión consensuada con los ‘gordos‘, opositores a Moyano, en la CGT.
El Jefe de Gabinete nacional, Aníbal Fernández asumirá como senador y otros ministros nacionales serán diputados, como el titular de Agricultura, Julián Domínguez -posible presidente de la Cámara Baja-.
El peronismo también comenzará a debatir la sucesión en su conducción de cara a mayo de 2012, y para eso, como ya lo anticiparon varios dirigentes, ‘todo dependerá de la Presidenta‘. Aunque nadie crea que Cristina asuma en persona ese cargo, seguramente será ella quien digitará, quien sucederá a Néstor Kirchner y a -Daniel Scioli- al frente del PJ nacional.

