Entre el viernes 16 de enero de 2015, después del mediodía, y la noche de sábado 17, Nisman tuvo sus últimos contactos antes de ser hallado sin vida el domingo 18 por la noche en su vivienda del piso 13 del complejo Le Parc.
De esta forma terminó el turbulento recorrido que inició días antes cuando decidió interrumpir las vacaciones que tomaba en Europa junto con su hija Iara para presentar una denuncia contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrir la supuesta participación de Irán en el atentado contra la AMIA.
Nisman retornó al país el 11 de enero, se reunió con los secretarios letrados de su fiscalía para que prepararan la denuncia y un día después cita a las diputadas del PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich a la sede de la UFI-AMIA.
El escrito sostenía que la firma del memorando de entendimiento con Irán para que los ciudadanos de ese país acusados de participar en el atentado declararan en la causa era, en realidad, una maniobra para encubrir el ataque a la mutual judía.
A las 5.15, el cuerpo de Nisman fue retirado y trasladado a la morgue judicial.
La denuncia fue presentada en las primeras horas del 14 de enero ante el Juzgado 4 de Ariel Lijo, a cargo de la causa por encubrimiento también conocida como AMIA 2.
Ese día, Nisman se contactó con periodistas y envió a varios medios de prensa un resumen de la denuncia, y le entregó una copia de la presentación original a la embajada de Estados Unidos.
El funcionario judicial se entrevistó con Alonso y Bullrich y acordó concurrir el día lunes al Congreso y presentarse ante la Comisión de Legislación Penal que presidía la exministra de Trabajo de la Alianza.
Ante la pregunta de por qué tenía tanto apuro en presentar la denuncia en medio de la feria judicial, Nisman aseguró que tenía la convicción de que la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, su superiora, planeaba desplazarlo.
El jueves 15, Nisman habló con el exagente de la SIDE Alberto Mazzino y le preguntó por Stiuso, el exdirector de inteligencia que había sido desplazado por Oscar Parrilli, titular de la AFI.
Después del mediodía del viernes se recluyó en el departamento y por Whatsapp mantuvo un duro intercambio con su expareja y madre de sus hijas, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado.
La magistrada le recriminó el haber dejado a su hija sola en el aeropuerto de Madrid para volverse a Buenos Aires con el propósito de denunciar a la presidenta.
El sábado se comunicó con su madre, Sara Garfunkel, y luego consultó a su custodio, el efectivo de la Policía Federal Rubén Benítez sobre la posibilidad de adquirir un arma.
Nisman llamó a Diego Lagomarsino, el perito informático que trabajaba bajo sus órdenes en la UFI-AMIA, a su casa de Martínez y lo convocó a Puerto Madero. Le pidió entonces un arma para defenderse de "algún loco" que intentara agredirlo. Ahora recién se sabe que Lagormasino lo contactó primero, lo que contradice la declaración del principal procesado en la causa.
El perito volvió a su casa y cerca de las 20 ingresó otra vez al complejo Le Parc y le entregó a Nisman una pistola Versa calibre 22 envuelta en un paño verde; permaneció unos minutos con el fiscal y retornó a su hogar.
A las 18.25 de ese sábado, se registró el último llamado de Nisman a Stiuso, pero el otrora jefe de inteligencia no le respondió ni le devolvió las llamadas.
El domingo, a partir de las 11, los custodios Armando Niz y Luis Miño estuvieron listos para recibir los requerimientos del fiscal, pero nunca se comunicó con ellos. Allí empezaba la pesadilla. Ante la insistencia sin respuesta, a las 22, la madre de Nisman, se apersonó en Puerto Madero y, con una copia de la llave, intentó abrir. No pudo, porque había otro juego colocado del lado de adentro de la cerradura.
Tras el trabajo de un cerrajero se logró abrir la puerta. Uno de los policías miró hacia adentro del baño, donde Nisman yacía muerto en el piso, en medio de un charco de sangre y con un disparo en su cabeza del arma que le había entregado Lagomarsino.
> La última se la envió a un diputado
El diputado nacional del PRO Waldo Wolff fue el hombre que recibió la que hasta el momento es la última foto conocida que Nisman envió con su celular, del que la querella defiende que fueron borrados datos y conversaciones.
Esa imagen muestra unos papeles y varios subrayadores sobre la mesa de Nisman. "Estaba trabajando", cuenta Wolff, a quien le llama la atención la actitud de la exfiscal del caso, Viviana Fein.
En primer lugar, le extraña que Fein, más tarde apartada del caso y procesada, dijera que esos papeles estaban en la misma posición cuando los efectivos policiales llegaron al apartamento donde murió Nisman, porque en realidad estaban cambiados de orden. Y segundo, que haya presentado esa foto como prueba policial cuando a él, único destinatario, nadie se la pidió.
"Yo me comuniqué con él para ver si el lunes teníamos que ir o no al Congreso y me mandó esa foto (…), yo en aquel momento no le di importancia (…), terminó siendo la última foto que él le mando a alguien aparentemente porque su teléfono fue borrado", rememora Wolff, emocionado.
> Un espía tras los pasos de Lagomarsino, nueva pista
El día de la muerte del fiscal Nisman, un espía ubicado cerca de la casa del técnico informático Diego Lagomarsino intercambió múltiples llamadas de radio. Todas fueron con personal jerárquico de la SIDE.
Ese espía que estaba trabajando ese domingo a la mañana nunca estuvo antes allí, en ese punto de Martínez, donde vive Lagomarsino. Las llamadas quedaron registradas por una antena de telefonía que queda a sólo una cuadra del departamento donde vive Lagomarsino.
Este dato -surgido de un entrecruzamiento de llamadas hecho por la Policía Federal- es la nueva pista del caso, a horas de cumplirse 5 años de la muerte del fiscal lo que revela que el domingo 18 de enero de 2015, un espía seguía los pasos al técnico informático que le había entregado el arma a Nisman.
Esta nueva pista reveló también que no fue Nisman quien llamó primero aquel sábado en que el fiscal le pidió el arma. Hubo un Whatsapp antes de Lagomarsino y luego de eso respondió Nisman. Que no fue Nisman sino Lagomarsino quien provocó el encuentro que terminaría con la muerte del fiscal.
El día final, el espía tuvo 38 comunicaciones de radio por Nextel, 27 de ellas desde el barrio de Lagomarsino. Empieza a las 10.10 y sigue hasta las 16.59. A esa hora lo llaman desde una antena que corresponde a la zona de Puerto Madero donde está el departamento de Nisman.
Tras ese llamado queda en silencio dos horas y luego aparece en otras localidades del conurbano: Tres de Febrero y San Martín. Allí se comunica 11 veces más con sus mismos interlocutores: altos funcionarios de la Secretaría de Inteligencia del Estado. Pero vuelve al barrio de Lagomarsino cerca de las diez de la noche. En dos minutos (22.07 y 22.08) emite tres comunicaciones más y recibe una. Luego de esta última apaga su teléfono.
Las alertas rojas
Nisman seguraba que con la firma del Memorándum se caerían las alertas rojas de Interpol que pesaban sobre los iraníes investigados por la justicia argentina, algo que desmintió el entonces titular de la policía internacional, Ronald Noble, en una nota de Página/12 la mañana del día que el fiscal sería encontrado muerto.
Acto en su memoría
El fiscal Alberto Nisman será recordado hoy en un acto convocado por Juntos por el Cambio en la ciudad de Buenos Aires, mientras que sus familiares y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) realizarán un homenaje mañana el domingo en el cementerio de La Tablada, su última morada.