Un equipo liderado por Pedro Colinas, investigador del Conicet en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, desarrolló un compuesto que ‘engaña‘ a la bacteria que produce tuberculosis, para entrar en su organismo e inhibir su desarrollo.
El hallazgo otorga una nueva herramienta para combatir la enfermedad que afecta principalmente a ‘poblaciones vulnerables‘, afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La tuberculosis es una infección bacteriana contagiosa cuyos síntomas son tos crónica con esputo sanguinolento, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. Aunque afecta principalmente a los pulmones, puede dañar también al sistema nervioso central, circulatorio, digestivo, los huesos y las articulaciones.
Colinas integra el Laboratorio de Estudios de Compuestos Orgánicos (Ladecor), donde su equipo desarrolló en dos años de trabajo ‘un compuesto que ‘engaña‘ con su apariencia a Mycobacterium tuberculosis (MTB), para entrar en su interior e inhibir su desarrollo‘, indicó el Conicet.
Varios equipos de investigadores a nivel mundial postularon que, si existiera un compuesto químico que impidiera la acción de una determinada enzima, la bacteria causante de la tuberculosis (TBC) frenaría su crecimiento: el primer resultado favorable fue obtenido por científicos platenses.
El disparador de esta línea de investigación responde a la necesidad de frenar la resistencia a los medicamentos que manifiesta esta bacteria, según la OMS.
En 2008, el investigador italiano Claudiu Supuran, postuló que la clave para atacar la bacteria podría ser inhibir la acción de una enzima llamada anhidrasa carbónica (AC).
La enzima es la encargada de acelerar la hidratación reversible del dióxido de carbono, un proceso vital relacionado con la respiración por el cual los organismos obtienen sustancias indispensables para su crecimiento.
‘Se sabe que la bacteria MTB contiene tres variedades de AC, y en los últimos años se descubrieron muchas sustancias que actúan contra ellas‘, como los fenoles, que sin embargo eran reconocidos, contó Colinas.
Esto se debe a que ‘la bacteria es un organismo vivo y cerrado‘ al que no puede ingresar cualquier sustancia; por eso, el equipo de Colinas pensó en combinar los hidratos de carbono y generar un compuesto activo al que llamaron C-glucósido derivado del fenol.
Los carbohidratos funcionaron entonces como una máscara, para que la bacteria asimilara ‘disfrazados‘ a los fenoles con los que fabrica su pared celular.
‘Con distintas combinaciones, desarrollamos siete compuestos y tuvimos tres resultados favorables‘, logrando por primera vez ‘un mismo compuesto que inhibe a una enzima aislada y también actúa dentro del microorganismo‘, describió.
El trabajo reunió a Ladecor, que desarrolló el compuesto, con la investigación de Supuran, que hizo las pruebas en la enzima, y la Universidad Nacional de Rosario, donde se ensayaron los efectos sobre la bacteria, a cargo de Héctor Morbidoni.
‘La enzima AC, que está lo más tranquila dentro de la bacteria, es inactivada por el compuesto, lo cual demuestra que entra al bacilo de la tuberculosis: después, lo que sigue es probar su efecto en una célula infectada‘, describió Morbidoni. De ese modo, quedaría demostrado que la droga tiene acción sobre el sistema biológico completo‘.
