“¿Qué vacuna me van a poner? Porque me toca la china y quiero ver el frasquito", oyó a lo lejos María Esther Chaves (60), cuando acababan de colocarle la segunda dosis contra el coronavirus. La voz era de un hombre que había esperado con ansias el momento de la vacunación. Pero, para Esther, la frase significó un verdadero tormento. “Me descompuse, me tiritaba el cuerpo, el corazón se me salía”, recuerda la mujer.
Acababa de darse cuenta de que no era una broma: le habían colocado otra vacuna. Ella debía recibir la segunda dosis de Sputnik V, la que escasea en todo el país, y le colocaron Sinopharm.
La situación se vivió este lunes en el espacio cultural Julio Le Parc, en el municipio de Guaymallén, Gran Mendoza. Esther llegó a las 9.10 en compañía de su marido. La noche anterior le habían avisado por mail que debía presentarse a recibir la segunda dosis de la vacunación contra el Covid.
El 12 de abril había sido inoculada con la primera de las dosis de la vacuna rusa y ahora, el lunes 17 de mayo, por fin le avisaron de la segunda. Sin embargo, nadie notó el error entre las dosis.
Su certificado de vacunación pasó por las manos de tres personas que trabajan para el Ministerio de Salud: el personal de ingreso que chequea el turno, una mujer que anota la nueva dosis que va a recibir, y el enfermero que le colocó la vacuna. Aunque en su carnet se lee claramente en el primer casillero que recibió Sputnik V, nadie advirtió que le colocarían Sinopharm como segunda dosis.
“Tengo mucho miedo. Todavía me pregunto qué me va a pasar, si me puedo morir por haber recibido vacunas distintas”, le confiesa Esther a Clarín en Mendoza, dos días después del grave error.
La mujer es ama de casa, tiene 6 hijos y 10 nietos y vive en la localidad de El Sauce, entre barrios humildes y fincas. Su caso tomó trascendencia por los posteos en Facebook de su sobrino Matias, que fueron reproducidos por el diario Uno: “A mi madrina le colocaron por ‘error’ la segunda dosis de la vacuna china en vez de la rusa. Del ministerio no dan respuesta sobre lo que puede pasar”, reclamó el sobrino.
"Quedé en shock. Pedí que dejaran entrar a mi marido, después me largué a llorar”, dice Esther sobre el momento en el que temió por su vida. Y explica que se acercó a la señora que entrega los carnets, le pregunto qué vacuna le habían puesto, y le respondió: “La china”.
La primera reacción del personal del vacunatorio que funciona en el centro cultural Le Parc fue de sorpresa: “El enfermero que me colocó la vacuna se puso re nervioso también, me quitaron el carnet con el documento y me dijeron que aguardara. Fueron para adentro, tardaron en volver, y me puse más nerviosa, y les pregunté ¿qué me va a pasar ahora?, ¿me voy a morir? y no supieron qué decir", recordó Esther.
Insistió para que le dieran de nuevo su carnet: “No me iba de ahí sin la prueba del error”, afirma. Al final, le devolvieron su carnet: “Me pidieron perdón, me dijeron que no me preocupe que me harían un seguimiento médico y que nada debía pasarme”, cuenta. Y sin embargo, pasadas 48 horas del error, nadie del Ministerio de Salud de Mendoza se ha comunicado con ella.
Esther ingresó en la lista de vacunación de mayores de 60, que en Mendoza comenzó en abril. Además de la edad autorizada, tiene comorbilidades que la colocan en grupos prioritarios para la campaña de vacunación. Sufre de artrosis y enfermedad de la glándula tiroides.
Su marido es empleado municipal y ella se ha dedicado la mayor parte de su vida a trabajar en casa y criar a sus seis hijos: “No he podido jubilarme porque me faltan los años de aporte”, se lamenta. Junto a su familia está evaluando iniciar una demanda legal al Ministerio de Salud provincial por la impericia. “Siento que me han abandonado. Nadie me ha llamado, siquiera”, dice Esther.
En el Departamento de Inmunizaciones del Ministerio de Salud de Mendoza explicaron que la situación que vivió la mujer se trató de un "error programático".
La jefa de Inmunizaciones, Iris Aguilar, aseguró que fue un error humano que puede ocurrir en cualquier campaña de vacunación masiva y que "la señora no tiene que preocuparse ya que no corre ningún peligro su salud". Y consideró que son errores habituales: "Esto pasa permanentemente con cualquier vacuna de calendario, porque alguien vino antes, o no entendió la letra del turno".
Sobre el caso de Esther, el protocolo establece que no debe recibir ninguna otra dosis complementaria ni repetir el esquema. Por el momento, no ha tenido ninguna complicación a su salud, más allá de la enorme angustia y el temor que persiste.
(Fuente: Clarin)