La oferta de reestructuración de la deuda podría anunciarse la semana próxima, con lo cual el cronograma inicialmente pautado sería "lógicamente aplazado", indicaron ayer fuentes oficiales.

Hasta el jueves pasado, aún se barajaba oficialmente la posibilidad de que la oferta fuera lanzada finalmente ayer, aunque contemplando la posibilidad de una "flexibilización" de los plazos.

La incertidumbre en los mercados de todo el mundo como resultado de la expansión del coronavirus hacen que empiecen a flexibilizarse los tiempos originalmente establecidos por el cronograma oficial del ministro de Economía, Martín Guzmán.

El Gobierno reveló el martes último la lista de bonos en dólares con legislación extranjera que serán incluidos en la reestructuración, y que totalizan un poco más de U$S 68.000 millones.

El propio presidente Alberto Fernández indicó el jueves pasado en una entrevista por radio que el cronograma no sería afectado, y deslizó que hay cierto margen operativo para correr las fechas por algunos días, sin afectar el espíritu del plan original.

Por su parte, Guzmán, expresó en una entrevista con la agencia de noticias Reuters que "hay necesidad de un alivio sustancial" en materia de deuda.

El funcionario aludió de esta forma a la propuesta de quita que podrían recibir los tenedores de deuda por aproximadamente unos U$S 68.000 millones, según la lista de títulos que dio a conocer el gobierno el martes último, y que incluye bonos Discount y Par del canje de 2005.

"Si alguien piensa que vamos a patear la pelota de una manera que obligue a otra reestructuración más adelante, deberían pensarlo de nuevo, porque no vamos a hacer eso", subrayó Guzmán.

El funcionario señaló además que se está trabajando en una propuesta que "maximice la aceptación de los acreedores", y remarcó que "ahora estamos en una situación de emergencia global que requiere que todas las partes sean flexibles" respecto del cierre de la operación.

"Nos estamos quedando sin las reservas que el Tesoro puede usar para pagar la deuda. Entonces, necesitamos resolver este problema rápidamente", agregó Guzmán, quien infirió que la propuesta a los tenedores privados será anterior a la negociación de un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Fuentes del mercado indicaron que, "más allá de la oferta final, con el número exacto de la quita, que Alberto Fernández y Martín Guzmán mantienen en secreto bajo 7 llaves, la clave estará en la revelación del modelo argentino de sustentabilidad, en el cual también el FMI aportó su experiencia".

Los inversores requieren conocer ese modelo para poder realizar sus cálculos, debido a que temen que la pandemia de coronavirus lleve al país a ofrecer una quita más agresiva a los bonistas debido al impacto económico que tendrá en el mundo y en el país este flagelo.

El jueves pasado en la Casa Rosada, el Gobierno y los principales referentes parlamentarios del oficialismo analizaron el impacto del coronovirus en la economía local y en las negociaciones de la deuda externa. Del encuentro participaron Guzmán y el titular del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner. Télam

 

> "Sobre llovido mojado": el "shock" global

 

Si algo faltaba para empeorar aún más el delicado escenario económico de Argentina era un "shock" externo: el desbarajuste global por el coronavirus impactará en diversos frentes de la segunda economía sudamericana, en recesión desde hace dos años y a punto de renegociar su abultada deuda.

"La economía argentina viene en recesión desde hace un par de años. Esto es sobre llovido, mojado", dijo el director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, Víctor Beker.

Los expertos vaticinan que una caída en la demanda global afectará las exportaciones argentinas, cuyos principales destinos son Brasil y China y que en enero -último dato oficial disponible- ya se contrajeron un 0,8% interanual.

Para Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de la consultora OJF, podrían caer las exportaciones industriales, "sobre todo a Brasil, que está devaluando su moneda", y reducirse así el ingreso de divisas, presionando al tipo de cambio y, tarde o temprano, a la inflación, que el año pasado ya pegó un salto del 53,8%.

De momento, la menor demanda de China ya se hizo sentir en los envíos argentinos de carne bovina a ese destino, que, de acuerdo con datos sectoriales, se desaceleraron fuertemente en enero.

Los analistas también observan que Argentina, uno de los mayores productores y exportadores mundiales de granos, también se verá afectada por la caída en los precios de las materias primas, particularmente la soja y sus derivados, principal complejo exportador del país suramericano y del que también China es uno de sus mayores compradores.