Pedernal, sinónimo de inmensos bosques de álamos y las mejores uvas Syrah, tuvo un crecimiento imparable en la última década. En el pueblo, que está a 120 kilómetros de la ciudad, se construyó un centenar de viviendas de fin de semana. Hay pocos lotes disponibles, a pesar de que los precios se triplicaron en los últimos 5 años, y los vehículos 4×4 invaden el lugar los feriados y fines de semana.
Pero todo este crecimiento no se ve reflejado en los habitantes del lugar. En contraposición a este panorama casi paradisíaco a nivel turístico, los pobladores no cuentan con una ambulancia, siguen comprando los alimentos a vendedores ambulantes porque no hay almacenes, hay un solo teléfono semipúblico que está roto y el colectivo pasa dos veces por día. A esto se le suma que cada vez hay más contaminación porque el municipio de Sarmiento no recolecta la basura.
Las casas de "los de afuera", como llaman los lugareños a la gente que sólo va los fines de semana, pueden distinguirse fácilmente. La mayoría son construcciones prefabricadas, totalmente cercadas y tienen antenas de televisión satelital. El resto de los habitantes no puede ver televisión porque no llega la señal.
Otra de las características es que sus dueños les ponen nombres como por ejemplo "Don Felipe", "La vuelta del Chingolo", "Ivanhoe" o "El abuelo". Azucena García, portera de la única escuela que hay en Pedernal, dice que esta es la manera de localizar las propiedades.
No se conoce una fecha de fundación de Pedernal. Lo que se sabe es que era el paso que usaban los arrieros para ir a Mendoza. A principios del siglo XX ya había varias familias instaladas en el lugar. Pedernal significa "piedra de fuego". Es que la mayoría de las montañas que lo rodean tienen tonalidades rojizas.

