A diez años de la asunción presidencial de Néstor Kirchner, las fuerzas opositoras no pudieron contrarrestar la centralidad del kirchnerismo en el escenario político y, aún bajo la experiencia de alianzas electorales, no logran proyectarse como una alternativa de gobierno.
Una década no alcanzó para que la oposición consiguiera cerrar acuerdos que permitieran superar la fragmentación y emerger como una fuerza suficientemente sólida que hiciera flaquear al kirchnerismo. Ni siquiera después de 2009, cuando las elecciones legislativas mostraron un retroceso del oficialismo, la oposición logró alianzas perdurables.
Las fuerzas opositoras no pudieron capitalizar ese cambio de escenario y, lejos de estructurar un proyecto alternativo que entusiasme a los sectores refractarios al oficialismo, persiste en la fragmentación y en alquimias electorales que poco resultado le proporcionaron en los últimos años.
Las elecciones legislativas del 2005, en las que la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner se impuso sobre ‘Chiche‘ Duhalde, significaron la ruptura entre Kirchner y Eduardo Duhalde. La vertientes del Peronismo Federal tuvieron su génesis a partir de ese quiebre y de que Kirchner asumiera la titularidad del PJ. Las elecciones legislativas de 2009, De Narváez logró imponerse frente a Kirchner en la Provincia, abrió la expectativa de una posible articulación en el peronismo opositor.
Por su parte, la UCR no pudo superar la profunda crisis tras el fracaso del gobierno de De la Rúa, y hoy sigue sin recuperar su identidad, carece de un liderazgo claro y no pudo recomponer su relación con el electorado. Gobernadores y dirigentes radicales, se sumaron a la Concertación Plural, el partido entabló en el 2007 una alianza con Lavagna, que le valió el tercer lugar en las presidenciales.
