Sofía Yasmín Herrera fue vista por última vez en un camping de la ciudad de Río Grande en Tierra del Fuego el domingo 28 de septiembre de 2008. Hoy, tras un año de ausencia, su mamá siente que la niña está viva, pero confiesa que algunas veces se siente culpable por su desaparición. Sin embargo, se enoja porque mucha gente que no los conoce, los comparan -a ella y su esposo, Fabián Herrera- con los papás de Madeleine McCann, la niña británica que desapareció en Portugal.
Desde la ciudad de Río Grande, María Elena Delgado habló con DIARIO DE CUYO sin esquivarle a las preguntas y, aunque charla con vos firme y serena, se quebró cuando se le preguntó qué le diría a Sofía si la tuviera nuevamente frente a ella.
"Sofía que ahora tiene 4 años y 8 meses era una niña feliz, normal como cualquier niño de su edad. Vivía feliz en su hogar, nosotros la cuidábamos muchísimo, mientras estuvo en su casa era una nena muy feliz", cuenta María Elena que no necesita tiempo para recordar cuál es la última imagen que le quedó grabada de su primogénita.
"La ultima imagen que tengo de Sofía es de ese día cuando preparábamos todas las cosas para irnos al camping. Yo le preguntaba qué cosas quería llevar, si una carpa de Princesas u otra, qué juguetes. Todo lo preparamos juntas. "Ese día cuando llegamos al camping yo me quedé sentada en el auto mientras mi marido buscaba un lugar para acampar, con tan mala suerte que un ratito que ella se alejó del grupo desapareció. Había alguien ahí que nos arruinó la vida a nosotros y le arruinó la vida a ella. No lo podés creer. Y por ahí sentís culpa, los dos nos sentimos culpables y hasta hubo algunos reproches entre nosotros. Hoy, lo único que nos mueve a seguir adelante es el amor que tenemos por Sofía y la queremos encontrar y luchamos juntos por eso", resume la mujer.
Ese domingo en Río Grande estaba soleado e invitaba al paseo, que se limita, en el caso de la familia Herrera, a unos tres por año debido a la rigurosidad del clima en el extremo sur del país. Por eso, el entusiasmo de Sofía que acompañaba a su papá y a un amigo de los Herrera con sus hijos en la búsqueda de un lugar para acampar. Hasta hoy es un misterio el por qué la niña se separó del grupo y finalmente se perdiera sin dejar rastro.
Esta incertidumbre hace que María viva cada día como una tortura y duerma con su teléfono celular bajo la almohada con la esperanza de tener alguna noticia. "Es muy triste, te está faltando un hijo. Cada día, cada minuto, cada segundo no sabés dónde está, no sabés qué pasó con ella".
Meses después de la desaparición de Sofía, nació Juliana, la segunda hija de los Herrera, que le da fuerzas a la pareja, pero de ninguna manera llena el vacío.
"Juliana es Juliana, ella tiene su vida, su lugar. Obviamente que es mi hija y la amo tanto como a Sofía, pero para nada llena el vacío que ella dejó, la falta es muy grande".
¿Qué le diría a Sofía si la tuviera enfrente?, la pregunta, inevitable, golpeó fuerte a la mamá que flaquea, solloza, y tras un silencio inquietante, contesta con la vos quebrada: "Le diría que la amo. Tengo tantas cosas que decirle. Es algo muy difícil lo que estás preguntando", remata, con un tono serio que sonó a reproche.
Sobre el único detenido en la causa, el cuidador del camping, Alberto Urrutia, de 74 años no quiere creer que tenga responsabilidad en el hecho porque eso podría significar que le pasó algo malo a la nena.
Hoy, los Herrera marcharán a las 17 junto a la comunidad de Río Grande para pedir por la aparición de Sofía. Tienen fe, pero reconocen que tras un año de investigaciones siguen con las manos vacías y sin ninguna pista firme.

