"Aborto legal en el hospital, será ley", entonaron a coro desde un lado de la valla que divide a la Plaza de los Dos Congresos en mitades heterogéneas. La vigilia había terminado. La marea verde se fundió entre abrazos, cánticos, aplausos y emociones al ser testigo de lo que podría ser el inicio de un día histórico. Un grito de alegría y esperanza celebra la media sanción que la Cámara de Diputados le dio al proyecto de interrupción voluntaria del embarazo.
"Un punto central en las luchas del movimiento de mujeres y un avance decisivo en la liberación que supone la maternidad como elección", señala una joven mientras toma de la mano a su compañera de militancia.
A 37 años de la vuelta de la democracia y tras una sesión maratónica que había comenzado a las 11 de la mañana de un 10 de diciembre, casualmente el Día Internacional de los Derechos Humanos, el debate legislativo le dijo sí al aborto legal. El resultado se esperaba entre los verdes que inundaron los alrededores de la plaza.
Las calles aledañas permanecieron cortadas durante la madrugada que fue más larga de lo prevista. Mantas, colchones y carpas ayudaron a sobrellevar la noche. De a ratos, "Ella", de Bebe, generaba una que otra sonrisa entre la multitud.
El ambiente festivo daba paso a los aplausos cuando las pantallas montadas alrededor de la plaza transmitían discursos a favor de los verdes, que rompían con edulcorados mitos arraigados en la sociedad.
En los minutos finales del debate, la atención en la calle se concentró alrededor del escenario. Quienes dormían en sus carpas o enrollados a un costado de la vereda se incorporaron de a poco. Los últimos discursos ganaron nuevos aplausos fuera del recinto.
La imagen es similar a la de 2018. Una plaza partida en dos mitades por un vallado. Pañuelos verdes del lado de la avenida Callao hasta Corrientes. Los celestes del lado de la avenida Entre Ríos hasta Belgrano. Separados por casi 400 metros bajo una térmica que superó los 30 grados.
“Estar en la calle es nuestra lucha para que un derecho sea ley”, se escucha desde lejos. Carpas instaladas sobre Avenida Rivadavia y Callao, hasta Corrientes. Movimiento Evita, Nuevo Encuentro y Partido Comunista dicen presente. "Las pibas vinieron desde La Plata con sus hijas", dice Giovana, que llegó para acompañarlas.
Carteles de distintas organizaciones sociales coparon las calles. "La vida no se debate”, dice la pancarta bajo el escenario montado por quienes rechazan la ley. “Adoptar, no abortar”, puede verse en varios puntos. "Ni una muerta más por aborto clandestino”, puede leerse en una pancarta gigante frente al Congreso en el lado verde.
Batucadas, rondas de amigos y bailes. Alcohol en gel, algunos barbijos y pañuelos verdes acompañaron una extensa vigilia en la que participaron familias enteras, jóvenes y adolescentes.
Sobre Callao, a la altura de Hipólito Yrigoyen, se armó una especie de boliche donde no faltó la música ni el choripán. Batucadas en sintonía y en una esquina, tres mujeres jugaban a la pelota.
Los hombres también participaron de la revolución verde. "Creo en la libertad. Las personas tienen derecho a poder elegir sus individualidades", le dice Tomás (32) a este diario. Benjamín (33) acompaña a sus amigas en lo que define como una lucha del ser humano que atenta contra el cuerpo de mujeres.
El ánimo festivo no acompañó al lado sur de la Plaza que dejó entrever su frustración, desazón y enojo ante el resultado. Un puñado de celestes se mantuvo firme hasta el final de la jornada. Arrodillados y con la mirada puesta en el cielo, elevaban sus plegarias con la bandera argentina en mano.
Algunos de los detractores reclamaron que la votación debió haberse retrasado hasta después del 6 de enero, cuando terminen las fiestas navideñas, en solidaridad con los creyentes católicos. Otros confían en que el Senado le pondrá un freno al proyecto.
Lo bueno de los movimientos pendulares en una Tierra que gira es que el péndulo no vuelve exactamente al mismo punto de partida. La marea verde espera que el destino de la media sanción en Senado sea diferente al del 2018.