La actividad económica de Argentina cayó un 5,8 por ciento interanual en mayo, según datos del INDEC, un derrumbe mucho mayor a lo esperado por los analistas y que ubica a esta caída como la mayor en la era Macri.
Fue a causa principalmente del desplome del 35,2% de la actividad agropecuaria producto de la sequía. Además, cayeron fuerte la pesca (-29,2%), y transporte y comunicaciones (-4,9%).
En este contexto, el Gobierno asumió que los meses venideros van a ser "más fríos y tormentosos" con respecto a la economía nacional, pero remarcó que está evitando "una gran crisis" y trabajando para que el año próximo se retome el "camino de crecimiento".
Un sondeo realizado por Reuters proyectaba una contracción de la economía argentina del 1,8% para el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) correspondiente al quinto mes del año. La retracción es la más grande registrada a nivel mensual desde junio del 2009 y se produce en momentos en que muchos economistas esperan una recesión como consecuencia de una severa depreciación de la moneda local y un reciente despegue de la inflación.
""Agricultura, ganadería, caza y silvicultura son las ramas de actividad de mayor incidencia en la contracción anual del EMAE correspondiente a mayo de 2018", dijo el INDEC, y señaló que "las otras ramas que contribuyeron a la caída del indicador fueron Impuestos netos de subsidios y Transporte y comunicaciones"".
Los sectores que tuvieron incidencia positiva sobre el indicador fueron Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, Intermediación financiera y Construcción.
El año pasado, Argentina creció un 2,9 por ciento y el Gobierno pronosticaba una expansión mayor para este año, pero las turbulencias que están azotando a los mercados locales ensombrecieron el panorama.
Horas antes de que se publicaran los datos del INDEC, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, evaluó la realidad económica del país: "Producto de toda la turbulencia que vivimos en materia cambiaria sabemos que vamos a tener meses un poco más difíciles en materia de actividad económica, pero al mismo tiempo nos tiene que dar tranquilidad que estamos evitando una gran crisis", explicó.
Desde finales de abril pasado, la abrupta depreciación del peso frente al dólar -producto de la subida de los tipos de interés de EEUU y la fuga de capitales de los mercados emergentes a ese países-, así como la fuerte sequía que ha afectado al campo argentino, han generado grandes desequilibrios en la economía.
Esta situación llevó al Gobierno de Mauricio Macri a solicitar préstamos por 50.000 millones de dólares al FMI que incluye metas para alcanzar un déficit fiscal primario del 2,7% del PIB este año y del 1,3% del PIB en 2019.
"Es bueno ser conscientes y transmitir con claridad que los próximos meses no van a ser tan buenos en materia económica", reiteró Peña. Sin embargo, insistió en que el Ejecutivo está haciendo lo necesario para mantener el nivel de empleo y actividad y retomar un camino de crecimiento para 2019.