El presidente Mauricio Macri acordó ayer con el líder de China National Nuclear Corporation (CNNC), Wang Shoujun, que el comienzo de la construcción de la central nuclear Atucha III será en enero del año que viene y una vez activa va a generar electricidad para más de 1 millón de personas de todo el país.
Presidencia de la Nación informó también que se negoció la instalación de otra central, en Río Negro, cuyas obras arrancarán en 2020.
Las dos obras contarán con financiamiento chino. La gira asiática del jefe del Estado arrojó así un resultado que se enmarca en un convenio celebrado hace un año y medio, por el que la CNNC y Nucleoeléctrica Argentina (NASA) sellaron un entendimiento para la construcción ‘de las centrales nucleares argentinas cuarta y quinta, por un monto aproximado de 14 mil millones de dólares, de los cuales un 85 por ciento es financiado por el gobierno chino‘, recordó Presidencia. Para antes de noviembre quedó definido que debe estar terminada la propuesta de financiamiento y los niveles de participación.
El subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, había adelantado a principios de este mes que el crédito para la realización de las obras tendrá un plazo de ‘20 años, con un período de gracia de ocho‘, por lo que ‘se empezará a pagar cuando la planta ya esté funcionando‘.
Atucha III se construirá en la localidad bonaerense de Lima, partido de Zárate, cerca de Atucha II, ofrecerá una potencia de 745 MW y funcionará a base de uranio natural y agua pesada.
De acuerdo con los detalles de los dos proyectos, la tecnología que utilizará Atucha III será Candu, un modelo que emplea uranio natural y agua pesada presurizada y permitirá aportar 745 MW de potencia bruta con 30 más 30 años de vida útil.
Gadano también adelantado que Atucha III será la última que tendrá un reactor de uranio natural, ya que la quinta central nuclear -en Río Negro- utilizará uranio enriquecido y agua liviana para brindar al Sistema Interconectado Nacional unos 1.150 MW de potencia bruta con una vida útil de 60 años.
La futura central atómica patagónica, más allá de los grandes requerimientos logísticos, será un desafío tecnológico porque obligará a la empresa Nucleoeléctrica S.A (Nasa) la operación de una reactor diferente a los que opera en el país, pero también respecto a los combustibles de las centrales que regulará la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Argentina cuenta con tres centrales de energía nuclear, una emplazada en Embalse (Córdoba) y dos -Atucha I y Atucha II- en la localidad bonaerense de Lima, a las que se sumará a partir de enero el inicio de la construcción de la cuarta central y la quinta -en 2020- en Río Negro.
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, fue el encargado de confirmar desde China -donde forma parte de la delegación del presidente Macri- la concreción del acuerdo y en particular que la quinta central nuclear del país estará emplazada en la provincia patagónica.
La central nuclear rionegrina demandará una inversión superior a 8.000 millones de dólares, y durante los cinco años que demandará su construcción contratarán cerca de 4.000 personas.
‘Una vez que la central esté en marcha, formarán parte de ella unos 800 operarios de todo el mundo, con personal calificado de alto sueldo, que desarrollará la zona donde será emplazada en muchos aspectos, con hospitales, escuelas, rutas, y redes eléctricas para transportar energía’, remarcó Weretilneck.
Observaciones a las represas patagónicas
El presidente Mauricio Macri y el titular de la compañía china que tendrá a su cargo la construcción de las represas santacruceñas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner analizaron ayer, en China, observaciones desde el punto de vista ambiental al proyecto original, con vistas a un posible inicio de las obras -actualmente paralizadas por un fallo de la Corte Suprema- en septiembre próximo.
La obra de las represas hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz generarán una demanda de más de 5.000 puestos de trabajo, en un gran porcentaje locales, además de un fuerte impulso a la economía local, y un cambio en la matriz energética que le permitirá a Santa Cruz generar industria y salir del esquema de empleo público.
Ambas represas, sobre el río Santa Cruz, contemplan una producción media anual del orden de 5.200 GWh (equivalente a 3,6% de la energía eléctrica aportada en 2016 al Sistema Argentino de Interconexión) y, según se estima, sustituirían el consumo de combustibles en centrales térmicas de gas, carbón, fueloil y gasoil por un equivalente a unas 2,5 millones de toneladas de CO2 al año.