La crisis por el coronavirus golpea a todos los sectores, incluso al sanitario, que debiera ser uno de los más requeridos en medio de la pandemia. Así quedó demostrado recientemente, con el anuncio de la Fundación Favaloro, que cerrará dos de sus sedes porque no las puede mantener. Los edificios afectados son los de la calle Arenales y el ubicado en el partido de Pilar. A partir de esta decisión empresarial, concentrará toda la actividad en su sede central, ubicada en la avenida Belgrano.
Oscar Mendiz, director de la institución, explicó los motivos detrás de esta drástica determinación: “La medicina venía deteriorándose producto de la devaluación, con insumos que son dolarizados y una inflación en aumento. Eso trae un detrimento de la rentabilidad, sobre todo en los centros de alta complejidad como el nuestro”.
El ejecutivo precisó, por ejemplo, que ambos inmuebles son alquilados y a la par del deterioro de los ingresos se hace insostenible el pago de las rentas mensuales.
El director médico informó que registraron una caída dramática en el volumen de ingresos, de entre 50 y 70 por ciento. “La viabilidad se hace muy difícil y por esto encaramos la reorganización de emergencia”, explicó en diálogo con radio Mitre.
La crisis económica está acompañada de un peligroso fenómeno que se observa en el sector médico desde que comenzó la cuarentena. Por miedo a contagiarse de coronavirus, las personas dejaron de ir al médico y hacer consultas. Además, abandonaron tratamientos y hasta pospusieron operaciones. Recientemente, una investigación estableció las cifras que demuestran esta tendencia.
“Como médicos hemos enfatizado en el “quedate en casa”, pero no hicimos un llamado de atención a la gente que tiene otras enfermedades. La gente que tiene enfermedades cardiovasculares y oncológicas no puede dejar las consultas, porque eso hace aumentar la mortalidad por No-Covid”, insistió Mendiz. .
El cardiólogo divulgó un dato que grafica esta situación: “Las terapias intensivas están semi vacías y eso es lo que trae una consecuencia sobre la medicina privada, que es la que atiende el 70% de la salud de la Argentina”.
“La gente tiene mucho miedo de consultar al médico. Cree que el hospital es un lugar donde uno va a ir a infectarse y no es así. Se armaron protocolos para una circulación aislada. Son más seguros que ir a un supermercado donde la gente va con el barbijo colgado en el cuello”, comentó.
El cierre de las dos sedes médicas afecta directamente a 50 empleados (25 por establecimiento) que serán reubicados. “Vamos a hacer todo el esfuerzo posible para reorganizarnos, esa es la estrategia para no echar a nadie”, señaló Mendiz.
En este sentido, recordó que el recurso humano de un hospital es lo más valioso. “Lleva mucho dinero formar al personal médico y al no médico y eso los centros no lo quieren perder. Pero por otro lado, la cuestión desde el punto de vista económico y financiero es muy complicada”, admitió.
La Fundación Favaloro es una institución sin fines de lucro que depende exclusivamente de los ingresos por sus servicios. Aunque cuenta con los planes de asistencia del Gobierno, eso no es suficiente. “El costo de hacer funcionar una institución como esta es extremadamente elevado y tener que reducirlo también es muy complicado. En un presupuesto de un centro de altísima complejidad son como unos 50 millones para un presupuesto de 400 millones mensuales”, puso como ejemplo.
Mendiz recordó que la fundación ha tenido problemas financieros muchas veces y que su estrategia fue expandirse. “Siempre creímos que la forma de hacer autosustentable a la Fundación fue crecer y apostamos a hacer alianzas. Reducirse puede servir como una medida de reorganización de lo inmediato pero no es sustentabilidad a largo plazo para la Fundación. Para poder sobrevivir tenemos que crecer, tener alto volumen y ser muy eficientes, todas cosas que se han hecho”, enfatizó.
Además, Mendiz reclamó las mismas reglas para todos dentro del sistema de salud: “En la Fundación gran parte del núcleo de profesionales son empleados en relación de dependencia y eso tiene un costo financiero impresionante. Si pago todas las cargas sociales de los médicos, obviamente lo tengo que recuperar en los costos que estoy produciendo. Después no nos pueden comprar con un centro que dice ‘esto es más barato’ y le paga a sus empleados por honorarios. Esto te pone en desventaja competitiva, se vuelve una competencia totalmente desleal”.