El periodista Julio Bazán se recupera en la sala intermedia del Sanatorio de la Trinidad de Palermo tras las agresiones que sufrió por parte de decenas de manifestantes mientras cubría para TN las protestas frente al Congreso contra la reforma previsional.

 

“Están viendo una tomografías que me hicieron para ver si los golpes que me dieron en el abdomen y en la columna tuvieron alguna repercusión”, dijo Bazán en diálogo con Marcelo Longobardi por Radio Mitre. “Especialmente están viendo si hay alguna secuela en el hígado. Las ecografías y las radiografías dieron bien”, agregó.

 

 

 

 

 

Bazán, de 71 años, fue agredido por un grupo de una decena de militantes, con golpes, patadas voladoras, piedrazos y hasta le tiraron cenizas calientes en todo su cuerpo, que le provocaron quemaduras y ampollas en el paladar.

 

El periodista dice que los metrodelegados, los delegados del subte, le “salvaron la vida”. “Cuando me metieron en la boca del subte, porque una piedra me partió la cabeza, me encerraron en una habitación gremial que tienen ellos, con puerta blindada, porque la turba quería bajar”, dijo.

 

 

 

 

Además de Bazán, también fue agredido Sebastián Domenech, de TN, por otros manifestantes. Lo mismo ocurrió con Mauro Fulco, de C5N, entre otros colegas. Por su parte, Romina Mohr, de Canal 9, “recibió un impacto de bala de goma sobre su rostro, muy cerca de su ojo”, según denunció ADEPA, la entidad empresaria de prensa.

 

En tanto que FOPEA destacó el caso del fotógrafo Juan Pablo Barrientos, de la revista Cítrica, “herido con más de 20 impactos de balas de goma” disparadas por las fuerzas de seguridad.

 

Bazán dijo no reconocer a ninguno de los manifestantes y sostuvo que las agresiones que recibió se condicen con que “los periodistas ahora son objetos de cacerías”.

 

“Las heridas mías se van a curar, pero lo que hay que curar rápidamente es la animosidad, la agresividad que se instaló en gente que lograron fanatizar para convertirlos en energúmenos”, cerró el periodista.